viernes, 15 de abril de 2011

TRIBUNA ABIERTA

Educación en Alternancia , “Riendo de la vida” Por José Barletti

Cada vez me convenzo más que, un día no muy lejano, cuando se pregunte para que sirve la educación, la respuesta será unánime: la educación sirve para que cada persona aprenda a buscar la felicidad.

Después de todo, ¿Qué es lo más importante en la vida? ¿Acaso no es la búsqueda de la realización personal, de la felicidad? Estamos hablando del sentimiento de satisfacción y alegría al estar consciente de que la propia vida transcurre realizándose como persona cada día. En realidad, ¿qué aprendizaje no ocasiona satisfacción y alegría?

Desde este mes de abril estoy participando en un apasionante programa no estatal de alfabetización con ancianas y ancianos en una zona rural de Cajamarca. Me ocasiona una gran alegría contemplar los rostros de satisfacción de estos contemporáneos míos que no tuvieron oportunidad de ir a la escuela cuando eran niños y que ahora se encuentran ilusionados por aprender a leer.

En la zona donde estoy, las y los adolescentes de las localidades tienen que desplazarse diariamente largas distancias para llegar a su colegio, como sucede en los rincones apartados de la Patria. En Cajamarca no hay una sola Alternancia. Estamos conversando con algunos dirigentes comunales de la zona para que el proceso de creación de la primera Alternancia se haga a partir del interés que tengan las madres y los padres. Así se crearon los tres primeros CRFA en el 2004, es decir a partir de la comunidad. Lo que ha sucedido en Loreto y en Ayacucho es que, cuando ambos gobiernos regionales consideraron conveniente crear nuevos CRFA, el proceso se hizo, por lo general, desde la UGEL y la DRE sin tener en cuenta a la comunidad. El resultado es que funciona bien aquel CRFA en el que tiene protagonismo la comunidad.

Son muchos los desafíos que la educación secundaria rural en el Perú tiene hacia delante, de la que forma parte la Alternancia. Acabo de estar en un colegio secundario con 70 estudiantes. Estamos a mediados de abril y no tienen profesor de Ciencias Sociales ni de CTA.

En mis andanzas por estos lares, me reafirmo en que, a diferencia de la inhumana secundaria urbana (en la que no es posible “conocer a John”), en la secundaria rural tenemos condiciones óptimas para conseguir nuestros tres objetivos, vale decir que, al terminar quinto grado, estén en el camino de ser muy buenas personas, les guste estudiar y sepan como estudiar, y se estén “riendo de la vida” porque tienen sus proyectos productivos en ejecución y no como papel bajo el brazo.

Siempre por delante, lo más importante es que aprendan a ser muy buenas personas y a no comportarse como chanchos o como caballos (con el perdón de los chanchos y de los caballos), como desgraciadamente lo hacen muchas personas instruidas y hasta con grados académicos. El paso por la Alternancia debe permitir a nuestros estudiantes que se conozcan mejor a sí mismos, que fortalezcan su sentido de pertenencia (a su familia, a su comunidad, a su país), que estén permanentemente trazándose metas, que tengan la aspiración a ser mejores cada día y sobre todo, que sean muy querendones, muy cariñosos con los demás, muy comprensivos con los demás, ya que, al fin de cuentas uno no puede ser feliz si no contribuye a que los demás también sean felices.

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