viernes, 21 de enero de 2011

TRIBUNA ABIERTA

Repensar la docencia escolar
Por Zenón Depaz
Publicado en el Correo

Los resultados de las pruebas PISA sobre rendimiento escolar, comunicados en diciembre, abarcaron el trienio 2007-2009, prestando particular atención a la comprensión de lectura entre estudiantes de 15 años, aunque se evaluó igualmente competencias en matemáticas y en ciencias naturales. Entre cinco niveles propuestos, considera como umbral inferior básico el penúltimo. Pues bien, el 70% de estudiantes peruanos varones evaluados y el 60% de las mujeres se situaron por debajo de él. Lo cual tipifica, en términos medios, como analfabeta funcional, a nuestra población que concluye la secundaria.

Una prueba equivalente, concluida el año 2000, arrojó similares resultados, pues entonces el 70% de los escolares examinados tampoco superaba la penúltima escala y el 54% ni siquiera llegaba al último nivel, al no poder desarrollar tareas elementales de lectura.

El objetivo de dichas pruebas es evaluar hasta qué punto los alumnos cercanos a egresar de la Educación obligatoria han adquirido algunos de los conocimientos y habilidades necesarios para afrontar las exigencias del mundo contemporáneo. Es decir, no se trata de conocer cuánto saben del currículo establecido por el Ministerio de Educación, sino su grado de preparación para situarse en un entorno en que la información fluye abrumadoramente por fuera de los circuitos académicos tradicionales e incide en el cambio acelerado de las condiciones de vida de la gente, incluyendo las del mundo del trabajo.

Precisamente, uno de los resultados de este informe PISA es que diseños curriculares detallados, como el propuesto por el Ministerio de Educación en nuestro país, no son los más favorables al logro de mejores rendimientos escolares. El análisis de la situación de los países evaluados muestra que los resultados son mejores allí donde el currículo provee lineamientos generales, con indicaciones de los resultados deseables, dejando a las escuelas y docentes el más amplio margen de autonomía y responsabilidad para definir contenidos curriculares específicos, los ritmos de su abordaje, los mecanismos de evaluación, los materiales de enseñanza y las formas de organización escolar. Así, la responsabilidad del docente con respecto a los resultados de su trabajo es correlativa al fomento de su creatividad, con el más amplio margen de libertad.

Los insufribles “especialistas” que pueblan la pesada burocracia a cargo de la Educación Básica, deberían tomar notar de ello, para no extenuar a los docentes con absurdas e impracticables exigencias de detalle en el diseño de las clases y la evaluación, para cuya atención se ven obligados a invertir buena parte de su tiempo, las mismas que son materia insoportable de las capacitaciones igualmente estériles a las que son sometidos.

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