TRIBUNA ABIERTA
Luis Jaime Cisneros, adiós al maestro
Editorial
Publicado en La República
Maestro de generaciones de intelectuales peruanos, murió a los 89 años de edad, víctima de un cáncer. Ex presidente de la Academia Peruana de la Lengua, fue guía de sucesivas generaciones de intelectuales.
Se apagó la luz. Luis Jaime Cisneros Vizquerra ha muerto. El ex presidente de la Academia Peruana de la Lengua, el profesor de aula, el filólogo, el periodista, el amigo de sus alumnos y discípulos, el guía, el buen padre de familia, falleció ayer víctima de un cáncer a los 89 años de edad.
Prueba de que fue un maestro admirado y querido es que la noticia de su fallecimiento se difundió a través del twitter, llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajes de textos, cables de prensa y entristeció a sus amigos, alumnos y discípulos, a escritores e intelectuales peruanos.
Su biografía tiene larga data, no solo en años, sino en vivencias. Su vocación por las letras era un signo de estirpe. Hijo del escritor Luis Fernán Cisneros Bustamante y Esperanza Vizquerra Oquendo, creció entre libros e infolios y páginas de periódicos.
Don Luis Fernán era director del diario La Prensa y por señalar las trapacerías del gobierno de Augusto B. Leguía fue deportado. Luis Jaime tenía cuatro años y empezó a conocer la dureza del exilio. Pero, maestra vida, aprendió de ella para convertirse con los años en el gran maestro que ahora acabamos de perder.
En Argentina creció y también estudió medicina y filología. Pero la tierra llama a los suyos. Luis Jaime Cisneros volvió al Perú en 1947 para continuar sus estudios en San Marcos, en donde se graduó en 1955 de doctor en Letras. Y se hizo maestro, primero en San Marcos y después en la Universidad Católica del Perú. En esta casa de estudios fue Decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de 1969 a 1971, en las áreas de filología, estilística y filosofía del lenguaje. Miembro del Consejo de Facultad de Estudios Generales Letras. Profesor visitante de las Universidades de Uruguay y Caracas (1965) y en las Universidades de Colonia (1967-1968) y Estrasburgo (1975-1976).
Como estudioso, publicó numerosas obras, sobre todo desde el punto filológico y lingüístico. Su rigurosidad y versación en letras y cultura en general lo llevaron a incorporarse como miembro de Academia Peruana de la Lengua en 1965, para después, entre 1991 y 2005, ser presidente de la misma. Dejó la posta a un amiguísimo y discípulo suyo, el poeta y profesor universitario Marco Martos. Pero como Académico, Luis Jaime Cisneros formó parte de la Real Academia Española, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y de la Academia de Letras de Uruguay.
Como filólogo, llegó a publicar numerosos libros, entre ellos El lazarillo de Tormes (1946), Formas de relieve en el español moderno (1955), El estilo y sus límites (1958), Lengua y estilo (1959), Lengua española (3 volúmenes, 1960, 1961 y 1966).
También publicó en colaboración con sus discípulos: Temas lingüísticos (1964) en colaboración con José Luis Rivarola, Lenguaje, literatura (1998), en colaboración con María Cecilia Cisneros y Abelardo Oquendo. También con sus amigos: Teologías, acontecimiento, silencio y lenguaje (1998), con Gustavo Gutiérrez.
Pero Luis Jaime Cisneros no solo fue un maestro de aula, sino un ciudadano de estatura ética y muy preocupado por los jóvenes. Como periodista, en los últimos años de su vida, publicó en La República sus reflexiones sobre la educación en el Perú, ahora compiladas en el libro Aula abierta.
Don Luis Jaime era un hombre brillante, pero humilde y amical. Se hacía amigos a primera vista. Nos sucedió. La primera vez que lo entrevisté fue un 23 de abril de 1989, en el Día del Idioma. Él era presidente de la Academia Peruana de la Lengua. Ni bien me vio en la puerta de su casa, me dijo: “Esto es el colmo, en el Día del Idioma viene un Escribano a entrevistar al presidente de la Academia Peruana de la Lengua”. Reímos, y nos hicimos amigos como de siempre.
Era así. Un día le escuché decir que cuando estudiaba medicina su profesor Nicolás Romano le dio una lección para toda la vida.
“Logró curarme de la vanidad circunstancial con que yo aparecí envuelto, y a la que me agradaba aferrarme, estimulado por la petulante ingenuidad de creerme inteligente (...). “Cisneros, usted es un vanidoso incorregible. Además, es usted ingenuo. ¿Cómo se le ocurre que los enfermos que vienen al hospital deben ser gente culta (...) ¿cómo puede usted exigir que manejen el lenguaje con la seguridad de la que usted se ufana? Sáquese usted de la cabeza esas ideas fuleras, Cisneros. Acá vienen analfabetos, gente torpe (...) borrachos, Cisneros. Viene gente sucia, esa que a usted se le ve en la cara que le molesta alternar con ellos. (...) Debe corregir eso, porque los enfermos (y la gente humilde, Cisneros) son muy sensibles. Se dan cuenta de que usted no los pasa. Y si usted no los pasa, no se va a interesar por ellos. Y si no se interesa, ¿cómo cree que podrá curarlos, si para eso usted tiene que interesarse a fondo en el drama que tiene delante?”.
Seguirá enseñándonos.
Datos
Velatorio. Los restos mortales del recordado maestro se están velando en la iglesia Virgen de Fátima, cerca de Larcomar, en Miraflores.
Entierro. Se realizará mañana. Daremos el dato preciso.
Opiniones
“Fue mi maestro”
Mario Vargas Llosa
Escritor y Nobel de Literatura 2010
Fue mi maestro. Yo lo conocí como mi maestro, primero, en el año 1954. Fue mi profesor en San Marcos, en un curso de literatura española del Siglo de Oro. Y creo que entre todas las cosas que fue Luis Jaime, crítico, periodista, filólogo, lo más importante fue para él la de maestro. Creo que fue, sobre todo, un gran maestro por cuyas aulas pasaron miles de estudiantes de muchas generaciones y creo que todos lo recordamos con admiración y cariño. Era un magnífico profesor, riguroso y al mismo tiempo de un entusiasmo contagioso que nos descubrió a muchos, a mí, entre ellos, la maravilla de libros clásicos de los clásicos de la lengua. Por otra parte no era un presente un maestro encerrado a la universidad. Él abría su biblioteca particular a los alumnos, prestaba libros y hacía a veces en su casa tertulias para mí están muy vivas en la memoria. Era un guía generoso que ayudaba a los estudiantes.
También recuerdo haber trabajado con Luis Jaime, cuando yo era estudiante todavía, a finales de la dictadura de Odría. Él estaba vinculado al partido demócratacristiano que se estaba formando en ese tiempo y fue director de un pequeño periódico que se llamabaDemocracia, un pequeño semanario contra la dictadura en el que yo colaboré, de tal manera que tuve una relación bastante cercana con él. Después hemos sido muy amigos toda la vida.
Yo creo que entre todas las virtudes de Luis Jaime, además de las virtudes intelectuales, está la de haber sido una persona sumamente generosa, sin enemigos, que ayudó siempre en lo que pudo a los demás y que por eso es tan querido y admirado en todos los círculos, en todos los medios. Estoy seguro de que es una persona que será siempre recordada con gratitud y con cariño.
Era una persona muy digna, muy decente, siempre eso que antiguamente se llamaba un caballero, que tenía una conducta cívica, ética ejemplares, y creo que eso lo reconocen tirios y troyanos, una de esas personas que no tienen enemigos y que siempre fue muy respetado y muy querido porque aparte de sus méritos intelectuales, era un hombre bueno.
LJC fue el gran maestro del Perú
Carlos Garatea
Lingüista
Luis Jaime Cisneros fue el gran maestro del Perú. Ha sido una de las personas que han logrado devolverle el verdadero significado a la palabra maestro. Y otro aspecto, como maestro, a pesar de las grandes diferencias de edad con sus alumnos, siempre se preocupó por el futuro de los jóvenes. Además de su gran magisterio, eje de su función como maestro, siempre apoyó para el descubrimiento personal de cada uno de sus discípulos. Pero también, más allá de tareas como académico e intelectual, Luis Jaime nunca dejó de lado a su familia. Ese es otro aspecto admirable de este gran maestro.
Gran ausencia en la lingüística
Edgardo Rivera Martínez
Escritor
Lo visité hace poco, estaba lúcido. Gozaba de una vitalidad intelectual a pesar de su quebrada salud. Yo llegué a ser su alumno en la Universidad de San Marcos y después lo tuve como maestro en un seminario en la Universidad Católica. Lamento su muerte porque es una gran pérdida para la lingüística y para la intelectualidad peruana.
Nos servía como una luz
Marco Martos
Poeta y Presidente de la academia Peruana de la Lengua
Estamos desolados. Luis Jaime Cisneros fue un profesor, amigo, un padre espiritual de muchos escritores y discípulos en el Perú. Su labor como intelectual es muy conocida, no solo como maestro de aula, sino también por sus libros y por los artículos que publicaba en La República. Quienes lo trataron de más cerca, sabrán que era un maestro ameno, consejero, que inspiraba confianza y que uno, antes de tomar una decisión, se preguntaba qué diría Luis Jaime, y es que él nos servía como una luz para hallar una respuesta en la línea justa, correcta.
Generaciones enteras pasaron por sus aulas desde 1948, como el político Felipe Osterling. Una vasta legión de discípulos y alumnos brillantes como Luis Loayza, Abelardo Oquendo, Enrique Carrión, José Miguel Oviedo, José Luis Rivarola, Mario Montalbetti, Carlos Garatea, y otros más jóvenes como Agustín Panizo.
Y como ciudadano, estuvo en la creación de Transparencia, en las horas difíciles que vivió el Perú.
Editorial
Publicado en La República
Maestro de generaciones de intelectuales peruanos, murió a los 89 años de edad, víctima de un cáncer. Ex presidente de la Academia Peruana de la Lengua, fue guía de sucesivas generaciones de intelectuales.
Se apagó la luz. Luis Jaime Cisneros Vizquerra ha muerto. El ex presidente de la Academia Peruana de la Lengua, el profesor de aula, el filólogo, el periodista, el amigo de sus alumnos y discípulos, el guía, el buen padre de familia, falleció ayer víctima de un cáncer a los 89 años de edad.
Prueba de que fue un maestro admirado y querido es que la noticia de su fallecimiento se difundió a través del twitter, llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajes de textos, cables de prensa y entristeció a sus amigos, alumnos y discípulos, a escritores e intelectuales peruanos.
Su biografía tiene larga data, no solo en años, sino en vivencias. Su vocación por las letras era un signo de estirpe. Hijo del escritor Luis Fernán Cisneros Bustamante y Esperanza Vizquerra Oquendo, creció entre libros e infolios y páginas de periódicos.
Don Luis Fernán era director del diario La Prensa y por señalar las trapacerías del gobierno de Augusto B. Leguía fue deportado. Luis Jaime tenía cuatro años y empezó a conocer la dureza del exilio. Pero, maestra vida, aprendió de ella para convertirse con los años en el gran maestro que ahora acabamos de perder.
En Argentina creció y también estudió medicina y filología. Pero la tierra llama a los suyos. Luis Jaime Cisneros volvió al Perú en 1947 para continuar sus estudios en San Marcos, en donde se graduó en 1955 de doctor en Letras. Y se hizo maestro, primero en San Marcos y después en la Universidad Católica del Perú. En esta casa de estudios fue Decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de 1969 a 1971, en las áreas de filología, estilística y filosofía del lenguaje. Miembro del Consejo de Facultad de Estudios Generales Letras. Profesor visitante de las Universidades de Uruguay y Caracas (1965) y en las Universidades de Colonia (1967-1968) y Estrasburgo (1975-1976).
Como estudioso, publicó numerosas obras, sobre todo desde el punto filológico y lingüístico. Su rigurosidad y versación en letras y cultura en general lo llevaron a incorporarse como miembro de Academia Peruana de la Lengua en 1965, para después, entre 1991 y 2005, ser presidente de la misma. Dejó la posta a un amiguísimo y discípulo suyo, el poeta y profesor universitario Marco Martos. Pero como Académico, Luis Jaime Cisneros formó parte de la Real Academia Española, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y de la Academia de Letras de Uruguay.
Como filólogo, llegó a publicar numerosos libros, entre ellos El lazarillo de Tormes (1946), Formas de relieve en el español moderno (1955), El estilo y sus límites (1958), Lengua y estilo (1959), Lengua española (3 volúmenes, 1960, 1961 y 1966).
También publicó en colaboración con sus discípulos: Temas lingüísticos (1964) en colaboración con José Luis Rivarola, Lenguaje, literatura (1998), en colaboración con María Cecilia Cisneros y Abelardo Oquendo. También con sus amigos: Teologías, acontecimiento, silencio y lenguaje (1998), con Gustavo Gutiérrez.
Pero Luis Jaime Cisneros no solo fue un maestro de aula, sino un ciudadano de estatura ética y muy preocupado por los jóvenes. Como periodista, en los últimos años de su vida, publicó en La República sus reflexiones sobre la educación en el Perú, ahora compiladas en el libro Aula abierta.
Don Luis Jaime era un hombre brillante, pero humilde y amical. Se hacía amigos a primera vista. Nos sucedió. La primera vez que lo entrevisté fue un 23 de abril de 1989, en el Día del Idioma. Él era presidente de la Academia Peruana de la Lengua. Ni bien me vio en la puerta de su casa, me dijo: “Esto es el colmo, en el Día del Idioma viene un Escribano a entrevistar al presidente de la Academia Peruana de la Lengua”. Reímos, y nos hicimos amigos como de siempre.
Era así. Un día le escuché decir que cuando estudiaba medicina su profesor Nicolás Romano le dio una lección para toda la vida.
“Logró curarme de la vanidad circunstancial con que yo aparecí envuelto, y a la que me agradaba aferrarme, estimulado por la petulante ingenuidad de creerme inteligente (...). “Cisneros, usted es un vanidoso incorregible. Además, es usted ingenuo. ¿Cómo se le ocurre que los enfermos que vienen al hospital deben ser gente culta (...) ¿cómo puede usted exigir que manejen el lenguaje con la seguridad de la que usted se ufana? Sáquese usted de la cabeza esas ideas fuleras, Cisneros. Acá vienen analfabetos, gente torpe (...) borrachos, Cisneros. Viene gente sucia, esa que a usted se le ve en la cara que le molesta alternar con ellos. (...) Debe corregir eso, porque los enfermos (y la gente humilde, Cisneros) son muy sensibles. Se dan cuenta de que usted no los pasa. Y si usted no los pasa, no se va a interesar por ellos. Y si no se interesa, ¿cómo cree que podrá curarlos, si para eso usted tiene que interesarse a fondo en el drama que tiene delante?”.
Seguirá enseñándonos.
Datos
Velatorio. Los restos mortales del recordado maestro se están velando en la iglesia Virgen de Fátima, cerca de Larcomar, en Miraflores.
Entierro. Se realizará mañana. Daremos el dato preciso.
Opiniones
“Fue mi maestro”
Mario Vargas Llosa
Escritor y Nobel de Literatura 2010
Fue mi maestro. Yo lo conocí como mi maestro, primero, en el año 1954. Fue mi profesor en San Marcos, en un curso de literatura española del Siglo de Oro. Y creo que entre todas las cosas que fue Luis Jaime, crítico, periodista, filólogo, lo más importante fue para él la de maestro. Creo que fue, sobre todo, un gran maestro por cuyas aulas pasaron miles de estudiantes de muchas generaciones y creo que todos lo recordamos con admiración y cariño. Era un magnífico profesor, riguroso y al mismo tiempo de un entusiasmo contagioso que nos descubrió a muchos, a mí, entre ellos, la maravilla de libros clásicos de los clásicos de la lengua. Por otra parte no era un presente un maestro encerrado a la universidad. Él abría su biblioteca particular a los alumnos, prestaba libros y hacía a veces en su casa tertulias para mí están muy vivas en la memoria. Era un guía generoso que ayudaba a los estudiantes.
También recuerdo haber trabajado con Luis Jaime, cuando yo era estudiante todavía, a finales de la dictadura de Odría. Él estaba vinculado al partido demócratacristiano que se estaba formando en ese tiempo y fue director de un pequeño periódico que se llamabaDemocracia, un pequeño semanario contra la dictadura en el que yo colaboré, de tal manera que tuve una relación bastante cercana con él. Después hemos sido muy amigos toda la vida.
Yo creo que entre todas las virtudes de Luis Jaime, además de las virtudes intelectuales, está la de haber sido una persona sumamente generosa, sin enemigos, que ayudó siempre en lo que pudo a los demás y que por eso es tan querido y admirado en todos los círculos, en todos los medios. Estoy seguro de que es una persona que será siempre recordada con gratitud y con cariño.
Era una persona muy digna, muy decente, siempre eso que antiguamente se llamaba un caballero, que tenía una conducta cívica, ética ejemplares, y creo que eso lo reconocen tirios y troyanos, una de esas personas que no tienen enemigos y que siempre fue muy respetado y muy querido porque aparte de sus méritos intelectuales, era un hombre bueno.
LJC fue el gran maestro del Perú
Carlos Garatea
Lingüista
Luis Jaime Cisneros fue el gran maestro del Perú. Ha sido una de las personas que han logrado devolverle el verdadero significado a la palabra maestro. Y otro aspecto, como maestro, a pesar de las grandes diferencias de edad con sus alumnos, siempre se preocupó por el futuro de los jóvenes. Además de su gran magisterio, eje de su función como maestro, siempre apoyó para el descubrimiento personal de cada uno de sus discípulos. Pero también, más allá de tareas como académico e intelectual, Luis Jaime nunca dejó de lado a su familia. Ese es otro aspecto admirable de este gran maestro.
Gran ausencia en la lingüística
Edgardo Rivera Martínez
Escritor
Lo visité hace poco, estaba lúcido. Gozaba de una vitalidad intelectual a pesar de su quebrada salud. Yo llegué a ser su alumno en la Universidad de San Marcos y después lo tuve como maestro en un seminario en la Universidad Católica. Lamento su muerte porque es una gran pérdida para la lingüística y para la intelectualidad peruana.
Nos servía como una luz
Marco Martos
Poeta y Presidente de la academia Peruana de la Lengua
Estamos desolados. Luis Jaime Cisneros fue un profesor, amigo, un padre espiritual de muchos escritores y discípulos en el Perú. Su labor como intelectual es muy conocida, no solo como maestro de aula, sino también por sus libros y por los artículos que publicaba en La República. Quienes lo trataron de más cerca, sabrán que era un maestro ameno, consejero, que inspiraba confianza y que uno, antes de tomar una decisión, se preguntaba qué diría Luis Jaime, y es que él nos servía como una luz para hallar una respuesta en la línea justa, correcta.
Generaciones enteras pasaron por sus aulas desde 1948, como el político Felipe Osterling. Una vasta legión de discípulos y alumnos brillantes como Luis Loayza, Abelardo Oquendo, Enrique Carrión, José Miguel Oviedo, José Luis Rivarola, Mario Montalbetti, Carlos Garatea, y otros más jóvenes como Agustín Panizo.
Y como ciudadano, estuvo en la creación de Transparencia, en las horas difíciles que vivió el Perú.
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