viernes, 13 de agosto de 2010

TRIBUNA ABIERTA

Educación y sismo 2007
Por Sigfredo Chiroque
Publicado en Blog.

El próximo domingo 15 de agosto se cumplen tres años del sismo acontecido en el Sur Chico del país (Pisco, Chincha, Ica y otros). Se trata de una situación de la naturaleza y también de la sociedad que dejó a cientos de hermanos nuestros sin la vida de sus seres queridos, y de miles sin vivienda, sin hospitales y también sin escuelas.

Hasta donde sabemos, el Consejo de Ministros hará su próxima reunión en un colegio reconstruido por el Gobierno en Pisco. ¿Por qué no se reúnen en la Institución Educativa República Argentina de dicha ciudad, donde todavía se ven los estragos del sismo después de tres años de ineficiencia?

En esta oportunidad quisiera hacer una breve reflexión sobre lo que deberíamos hacer en el campo educativo ante desastres como éste.

1. Ante todo, hay dos aseveraciones preliminares: (a) La educación debe servir para el desarrollo de nuestros pueblos, pero -para ello- supone haber sentado el prerrequisito de la sobrevivencia; y (b) Como sociedad (gobierno, sociedad civil y comunidad en general) tenemos serias limitaciones para responder adecuadamente –antes, durante y después- de las catástrofes naturales de sismos, huaycos y otros que son parte de nuestra vida cotidiana en el Perú. Por ello, importa explicitar mejor el nexo entre educación-sobrevivencia. Quisiéramos, aquí formular algunas sugerencias.

PERSONAS

2. Hay situaciones todavía imprevisibles de la Naturaleza (sismos, maremotos); pero otras que son perfectamente previsibles (huaycos, interrupción de caminos, etc.). Importa que estudiantes, docentes y comunidad sean perfectamente formados sobre cómo enfrentar todo desastre antes, durante y después del mismo.


3. Sería deseable que en el corto plazo, toda institución educativa del país tuviese un “mapa de riesgos” y a partir de las situaciones de riesgo establecidas elaborar planes formativos y de organización.


4. Se han venido realizando simulacros de sismo en las instituciones educativas. Esto está bien; sin embargo importaría profundizar la experiencia, priorizando el proceso de formación sistemática de los estudiantes antes, durante y después de los desastres. Hay avances importantes en este sentido, pero no suficientemente trabajados.


5. En el último sismo de Pisco, la Dirección Regional de Educación de Ica puso en marcha un importante plan curricular después del desastre. Sería importante evaluar y sistematizar esta importante experiencia, donde también se hizo presente el SUTE-regional.


6. En la formación universitaria, también debería incluirse la temática de desastres naturales y sus implicancias en las personas. Los profesionales peruanos deberían estar preparados para responder ante estas situaciones y, en el sector educación, la formación magisterial debería haber tomado esta previsión. En el último sismo de Pisco, faltaban psicólogos que supiesen orientar adecuadamente a los niños/as después del trauma sufrido.


INFRAESTRUCTURA


7. Deberíamos reconocer la importancia de la infraestructura educativa, con tres criterios: (a) Servir normalmente para el desarrollo de una propuesta educativa con calidad-equidad-pertinencia; (b) Salvaguardar la vida de estudiantes y profesores en circunstancias de sismos o maremotos; y (c) La infraestructura educativa debería ser pensada también como posible refugio del conjunto de la comunidad durante y después de los desastres naturales.


8. Importa tener en stock aulas prefabricadas para responder de inmediato a cualquier emergencia. En el 2007, no teníamos esto y hay que subsanar esta limitación preventiva.


9. De manera sistemática, debe iniciarse una revisión técnica y refacción de cada uno de los 40 mil locales escolares en todo el país, asumiendo los tres criterios antes señalados. Esto no debería realizarse con enfoque político-electoral como aparentemente se hace ahora, al refaccionarse los locales escolares de mayor visibilidad, sin importar las instituciones educativas medianas o pequeñas, ubicadas en sectores populares.


10. Tener previsto un Plan de Trabajo y la legislación ya establecida ante situaciones de desastre, para poder subsanar heridas en el más breve plazo posible. Después de tres años del sismo del Sur Chico (Pisco), esta deficiencia es clamorosa, no solamente por limitaciones técnicas, sino fundamentalmente políticas.


11. El magisterio debería orientar a la comunidad a organizarse ante desastres. No solamente con un criterio de “ayuda mutua”, sino de “defensa y concreción de sus derechos”. El SUTEP y el Colegio de Profesores deberían estar preparados `para responder ante situaciones de desastre en la comunidad educativa. De esta manera, no tendríamos situaciones de olvido de los más pobres.

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