TRIBUNA ABIERTA

¿Votación universal en universidades?
Por Jorge Del Castillo
Publicado en La República

Recientemente se ha aprobado una ley en el Congreso para viabilizar las elecciones universales ponderadas por estamentos, para elegir a los rectores de las universidades. Estoy definitivamente en contra y en el Pleno dejé sentada mi posición, pues pienso que esto conducirá inevitablemente a una mayor politización y funestos radicalismos en las universidades peruanas.

Por pretender arreglar un sistema defectuoso de elección de autoridades, podemos estar cayendo en otro mucho más pernicioso y que llevará al extremo la presión politiquera y violentista de ciertos grupos que convertirán la elección del Rector en la gran oportunidad para agruparse con la finalidad de obtener sus objetivos a las buenas o a las malas.

Solo hay que tener un poco de experiencia universitaria para saber que esto va a ser así, cuando los grupos violentistas agredan a los rivales, impidan su inscripción, destrocen su propaganda, intimiden a los votantes, alteren sus resultados, cometan fraude y se impongan por la fuerza, “elegirán” a quien les dé la gana. Es decir pasaremos a la dictadura de la violencia, tanto a nivel profesorado como estudiantil.

El voto ponderado, es decir proporcional, considerando el tercio estudiantil, será considerado insuficiente por los radicales, quienes exigirán y obtendrán, poco a poco, la votación universal total, hasta imponerse en lo que consideren la “auténtica democratización”, es decir el voto de todos por igual, incluyendo a los trabajadores que nunca han constituido un estamento universitario.

Por cierto que el Congreso débil ha permitido esta norma, aprovechándose de la supina ignorancia de quien preside la Comisión de Educación, quien no tiene ningún empacho en citar equivocadamente a Haya de la Torre y a Mariátegui como propulsores de este tipo de votación.

El Presidente debe observar esta ley, caso contrario estaríamos abriendo las puertas a quienes utilizan la extraterritorialidad como una excusa para apoderarse de locales y claustros para convertirlos en escuelas de terror.

Por otro lado, es importante repensar si debemos seguir creando universidades por todas partes. Es un error. No existen siquiera profesores y menos infraestructura para acondicionar universidades que merezcan denominarse como tales.

Y también ya es tiempo que se establezca algún mecanismo de regulación a las universidades privadas, de las cuales algunas dejan mucho que desear. Sin control alguno en el gasto, invierten en cuestiones ajenas a sus fines, financian campañas electorales, construyen sin licitación ni concurso alguno, cobran pensiones exorbitantes y exaccionan a sus alumnos bajo cualquier pretexto; y el nivel educativo, bien gracias.