TRIBUNA ABIERTA
El futuro es hoy
Publicado Suplemento Dominical
Niños y niñas. Cambiar la realidad de nuestra niñez en educación, salud y alimentación requiere el concurso de todos: Estado, inversión privada y ciudadanía. Aquí las cifras.
El Estado cuenta con una serie de políticas relacionadas con la infancia, calificadas como estratégicas y prioritarias.
El presidente Alan García estableció la Estrategia Nacional Crecer, entre cuyos objetivos está reducir la desnutrición crónica infantil en 9 puntos para el 2011.
Crecer se ha implementado en 880 distritos rurales, en 21 departamentos. Busca atender a un millón de niños y niñas menores de 5 años, así como a 150 mil madres gestantes de zonas de extrema pobreza, en nutrición, educación, salud e identidad.
Cumpliendo una recomendación del Comité de Derechos del Niño, en el 2006 se crea la Adjuntía para la Niñez y la Adolescencia de la Defensoría del Pueblo.
Durante los años 2006 y 2007 se aprobaron leyes a favor de la infancia y la adolescencia vinculadas a los derechos a la identidad, igualdad, vida libre de violencia, cuidado y protección.
El idioma
A pesar de que en el Perú se hablan distintas lenguas (quechua, aimara, asháninka, y aguaruna, etc.) no existe un registro actualizado sobre la cantidad de niños y niñas que tienen lenguas maternas distintas al castellano. El censo del 2007 indica que el 11,5% de la población de 3 a 5 años tenía como lengua materna el quechua, el aimara o alguna otra lengua nativa. Si bien se han hecho esfuerzos por convertir a las Escuelas Bilingües Interculturales (EBI) en una alternativa para todos esos niños, aún son insuficientes para satisfacer plenamente la demanda de educación en lenguas nativas.
Escuelas rurales
Las cuatro regiones que registran los más altos porcentajes de población con lengua materna nativa concentran los más bajos rendimientos. Muchos niños y niñas terminan el segundo grado de primaria sin saber leer ni escribir. Este pobre desempeño se explicaría por algunas características de las escuelas: la lejanía de los centros educativos obliga a niños y niñas a caminar largas horas para llegar a clases y este desgaste físico —seguido del desayuno escaso o poco nutritivo tomado en casa— no facilita una adecuada concentración.
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Niños y niñas. Cambiar la realidad de nuestra niñez en educación, salud y alimentación requiere el concurso de todos: Estado, inversión privada y ciudadanía. Aquí las cifras.
El Estado cuenta con una serie de políticas relacionadas con la infancia, calificadas como estratégicas y prioritarias.
El presidente Alan García estableció la Estrategia Nacional Crecer, entre cuyos objetivos está reducir la desnutrición crónica infantil en 9 puntos para el 2011.
Crecer se ha implementado en 880 distritos rurales, en 21 departamentos. Busca atender a un millón de niños y niñas menores de 5 años, así como a 150 mil madres gestantes de zonas de extrema pobreza, en nutrición, educación, salud e identidad.
Cumpliendo una recomendación del Comité de Derechos del Niño, en el 2006 se crea la Adjuntía para la Niñez y la Adolescencia de la Defensoría del Pueblo.
Durante los años 2006 y 2007 se aprobaron leyes a favor de la infancia y la adolescencia vinculadas a los derechos a la identidad, igualdad, vida libre de violencia, cuidado y protección.
El idioma
A pesar de que en el Perú se hablan distintas lenguas (quechua, aimara, asháninka, y aguaruna, etc.) no existe un registro actualizado sobre la cantidad de niños y niñas que tienen lenguas maternas distintas al castellano. El censo del 2007 indica que el 11,5% de la población de 3 a 5 años tenía como lengua materna el quechua, el aimara o alguna otra lengua nativa. Si bien se han hecho esfuerzos por convertir a las Escuelas Bilingües Interculturales (EBI) en una alternativa para todos esos niños, aún son insuficientes para satisfacer plenamente la demanda de educación en lenguas nativas.
Escuelas rurales
Las cuatro regiones que registran los más altos porcentajes de población con lengua materna nativa concentran los más bajos rendimientos. Muchos niños y niñas terminan el segundo grado de primaria sin saber leer ni escribir. Este pobre desempeño se explicaría por algunas características de las escuelas: la lejanía de los centros educativos obliga a niños y niñas a caminar largas horas para llegar a clases y este desgaste físico —seguido del desayuno escaso o poco nutritivo tomado en casa— no facilita una adecuada concentración.
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