jueves, 4 de febrero de 2010

TRIBUNA ABIERTA

Universidad y crecimiento
Javier Portocarrero Maisch - Gestión

En el Perú, la probabilidad de ser pobre baja de 67% para la gente sin educación a 6% para aquellos que han culminado la universidad. La inversión en educación superior tiene un retorno muy elevado, y por eso no extraña que la tasa de asistencia a las universidades haya crecido durante los últimos años de auge económico. En todos los casos, excepto para el quintil más pobre, donde la tasa de asistencia a las universidades cayó cuatro puntos, a pesar de un incremento de 16% en su ingreso (período 2004-2006). Así lo revela un estudio reciente hecho por Juan F. Castro, Pedro Casavilca y Rose Mary Lizaraburu, investigadores de la Universidad del Pacífico.

¿A qué se debe esta aparente paradoja entre familias muy pobres que ven mejorar su situación pero que paralelamente van enviando una menor proporción de sus hijos a la universidad? Los autores aluden al hecho de que los salarios de la mano de obra no calificada subieron más rápido que los correspondientes a los trabajadores calificados. Así, de un lado, la prima que el mercado laboral otorga por educación universitaria habría descendido, restando incentivos para cursar estudios superiores. De otro lado, el mayor dinamismo salarial de los no calificados equivale a un mayor costo de oportunidad, en términos de lo que se tendría que dejar de percibir para cursar estudios superiores.

No sabemos si este nuevo fenómeno se mantendrá en el futuro. Según el citado estudio, la tasa de asistencia a la universidad entre los jóvenes del quintil más acomodado llega a 55%, mientras en el quintil más pobre la cifra desciende a 13%. A primera vista este último dato podría parecer bajo, pero recordemos que se trata de un estrato en extrema pobreza., es decir, familias que ni siquiera pueden comprar una canasta mínima de alimentos. En este sentido, no cabe sino felicitar el esfuerzo de estaos hogares que sacrifican consumo básico en pro de un mejor mañana para sus hijos. Lo que sí debemos asegurar es que esta inversión no sea una estafa, estableciendo un sistema de certificación y acreditación que evite universidades chicha.

La creación del Colegio Mayor para promover el talento en la secundaria es una iniciativa encomiable, que ahora debemos complementar mirando la educación superior. Hay que robustecer las mejores universidades en Lima y las principales ciudades, y extender mucho más los esquemas de crédito educativo y becas en reconocimiento al mérito. Solo así podremos aspirar a formar el capital humano de avanzada que el siglo XXI demanda.

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