jueves, 21 de enero de 2010

ASOCIADOS

Informarnos por internet nos polariza
Por León Trahtemberg - Correo

La lectura en internet de las alertas, autores y noticias autoseleccionadas por el consumidor, según sus intereses, hace que cada vez más gente deje de informarse de modo genérico de todo lo que pasa en el país y el mundo. Con ello dejan de escuchar los noticieros o leer los diarios, que abordan los temas más amplios y diversos, que usualmente aproximan al lector u oyente hacia informaciones a las que no hubiera accedido si se hubiera limitado a sus preselecciones.

De este modo, en lugar de aproximarse a información calificada, o la que confronte puntos de vista opuestos, se conforma con la información u opinión que se alinea con sus ideas previas o prejuicios.

Rara vez busca lecturas que se opongan a sus puntos de vista o que inclusive puedan derribar sus propios argumentos.

Este tema ha sido tratado ampliamente por Nicholas D. Kristof en su columna "The Daily Me" de The New York Tomes (19/03/2009).

Todo esto trae como consecuencia que las personas cada vez se reafirmen más en sus posiciones iniciales o prejuicios, y que la sociedad se radicalice -en la medida de que todos hagan lo mismo-, con lo que paulatinamente crecerá la polarización, confrontación, incomunicación e intolerancia.

El peligro de esta autoselección de noticias es que se convierta en una especie de narcótico promotor de autoconfianza, que nos lleve a leer el mundo como si fuera blanco o negro, obviando los tonos grises.

¿Cómo podríamos lidiar con estos riesgos? Autoeducarnos para que en nuestra lectura cotidiana busquemos siempre a los sparrings portadores de ideas contrarias a las nuestras, que las pongan a prueba, enriquezcan o derriben. Eso abrirá y nutrirá nuestra mente.

Dicho sea de paso, ésa debiera ser la receta fundamental para cualquier político que aspira a ser equilibrado en los temas sobre los cuales debe tomar decisiones. En lugar de atacar, denigrar o descalificar a los críticos y aferrarse solamente a sus ideas previas o las de sus asesores, crecería más como estadista y demócrata si se habituara a apreciar los aportes de quienes sostienen fundamentadamente las tesis contrarias.

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