jueves, 19 de noviembre de 2009

TRIBUNA ABIERTA

Armas, educación y pobreza
Por Carlos Urrutia – La Primera

Las armas que deciden una guerra no son las que venden los traficantes. Los misiles, los aviones y los fusiles de última generación sirven poco si no tienen en su manejo y conducción recursos humanos y técnicos de última generación, éticamente muy formados, honestísimos y muy comprometidos con su patria. ¿Cuánto ha invertido en eso el Perú?

Claro que también se necesitan ingentes recursos económicos y tecnológicos que son carísimos. Con analfabetos, enfermos y hambrientos mal armados se peleó la guerra de 1879 y los resultados son inolvidables. En nuestro tiempo, no se consiguen victorias históricas, ni siquiera se hacen negociaciones transparentes de los intereses nacionales, sin esos seres humanos excepcionales salidos, más que de los cuarteles de las aulas escolares y universitarias. Antes se necesitaban choferes para manejar los tanques, ahora se requieren ingenieros.

El informe del SIPRI sobre el comercio internacional de armas, publicado el 29 de abril de 2008, revela que se ha incrementado el comercio mundial de armas en un 22% entre 2002 y 2007, señalando a Chile como un principal comprador en América Latina. ¿Por qué gasta miles de millones de dólares en armas un país del tercer mundo, con problemas irresueltos de pobreza?

¿Será que ahora, nuestro vecino del sur se cree del primer mundo, o tiene ambiciones expansionistas que sólo las puede lograr a cañonazos? Chile compra armas porque tiene una situación económica y financiera excelente y, por eso, una autoestima que sostiene el imaginario colectivo de primer mundo, pero no deja de tener obligaciones pendientes con su pueblo.

Para vergüenza de la ONU, los cinco miembros permanentes de su Consejo de Seguridad, que deben garantizar la paz mundial, son los mayores productores de armas del planeta y los principales vendedores a los países en vías de desarrollo. Es estúpido seguir pagando con hambre la comida de los tiburones.

Gastemos nuestros escasos recursos en inversión social bien hecha, porque educar compatriotas es el mejor negocio del Perú.

Entendamos que es el ser humano el que hace útil o inútil el enorme sacrificio de un país en guerra, y es en la educación y la formación de esas personas en las que hay que hacer la mayor inversión. Como decía César Vallejo “el dios es él”.

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