TRIBUNA ABIERTA
¿Ministerio de Cultura por fin?
Editorial – La República
El ofrecimiento fue hecho en el penúltimo mensaje del 28 de julio: el Perú contaría con un ministerio de Cultura, siguiendo el ejemplo pionero de Francia hace 50 años y aquellos, más cercanos, de Chile, Ecuador, Bolivia y otros países hermanos. En aquel entonces el presidente García añadió que lanzaba la iniciativa y la dejaba en manos del Congreso, el cual no movió un dedo para implementarla.
Hoy el Presidente se acordó de su promesa y lo hizo de mejor manera, acompañando los dichos con los hechos y enviando el proyecto de ley del nonato ministerio al Congreso “a fin de que sea mejorado”. Existen fundadas dudas de que este sea el caso, pues si hay algo que hace falta clamorosamente en el Congreso es especialistas o al menos gente ligada a la cultura. Pero, en fin, se anuncia que el proyecto sería visto mañana por el Pleno, lo que quiere decir que al menos no sufrirá estropicios.
Desde este espacio siempre hemos defendido la idea de contar con un ministerio de Cultura, concebido como un organismo pequeño y eminentemente técnico que se ocupe no solo de la catalogación, custodia y salvaguarda de nuestro enorme patrimonio cultural sino de desarrollar los lineamientos de la política cultural del Estado, que debe ser de apoyo a nuestros intelectuales y artistas, entendidos estos últimos en su sentido más amplio, que abarca a cuantos cumplan un rol creador en el arte erudito o en el arte popular.
Pero en materia de política cultural del Estado es muy poco lo avanzado desde el gobierno transitorio de Valentín Paniagua –que dejó elaborados varios documentos de lineamientos– y esto, nos tememos, se debe a que desde la orientación neoliberal vigente se considera que la cultura también debe ser dejada en manos del mercado. Ya hemos visto los resultados de esta nefasta iniciativa a lo largo del decenio, con artes plásticas, teatro, cine y un largo etc. en abandono.
Ha sido el rechazo general que suscitó el último intento del Ejecutivo de extraer la custodia de nuestro patrimonio cultural del ámbito del INC el que, sin duda, ha hecho reflexionar al Presidente sobre cuanto venía ocurriendo en el campo de la cultura durante su segundo gobierno. Después de todo hasta el toledismo, impermeable a lo cultural, dejó al país el nuevo local de la Biblioteca Nacional, hoy invadido por burócratas del Ministerio de Educación. Es de esperar, eso sí, que se le dote de suficientes recursos, de modo que su rol no sea únicamente el de guardián de nuestro patrimonio, sino que pueda desarrollar una tarea de mecenazgo, tarea absolutamente urgente.
Editorial – La República
El ofrecimiento fue hecho en el penúltimo mensaje del 28 de julio: el Perú contaría con un ministerio de Cultura, siguiendo el ejemplo pionero de Francia hace 50 años y aquellos, más cercanos, de Chile, Ecuador, Bolivia y otros países hermanos. En aquel entonces el presidente García añadió que lanzaba la iniciativa y la dejaba en manos del Congreso, el cual no movió un dedo para implementarla.
Hoy el Presidente se acordó de su promesa y lo hizo de mejor manera, acompañando los dichos con los hechos y enviando el proyecto de ley del nonato ministerio al Congreso “a fin de que sea mejorado”. Existen fundadas dudas de que este sea el caso, pues si hay algo que hace falta clamorosamente en el Congreso es especialistas o al menos gente ligada a la cultura. Pero, en fin, se anuncia que el proyecto sería visto mañana por el Pleno, lo que quiere decir que al menos no sufrirá estropicios.
Desde este espacio siempre hemos defendido la idea de contar con un ministerio de Cultura, concebido como un organismo pequeño y eminentemente técnico que se ocupe no solo de la catalogación, custodia y salvaguarda de nuestro enorme patrimonio cultural sino de desarrollar los lineamientos de la política cultural del Estado, que debe ser de apoyo a nuestros intelectuales y artistas, entendidos estos últimos en su sentido más amplio, que abarca a cuantos cumplan un rol creador en el arte erudito o en el arte popular.
Pero en materia de política cultural del Estado es muy poco lo avanzado desde el gobierno transitorio de Valentín Paniagua –que dejó elaborados varios documentos de lineamientos– y esto, nos tememos, se debe a que desde la orientación neoliberal vigente se considera que la cultura también debe ser dejada en manos del mercado. Ya hemos visto los resultados de esta nefasta iniciativa a lo largo del decenio, con artes plásticas, teatro, cine y un largo etc. en abandono.
Ha sido el rechazo general que suscitó el último intento del Ejecutivo de extraer la custodia de nuestro patrimonio cultural del ámbito del INC el que, sin duda, ha hecho reflexionar al Presidente sobre cuanto venía ocurriendo en el campo de la cultura durante su segundo gobierno. Después de todo hasta el toledismo, impermeable a lo cultural, dejó al país el nuevo local de la Biblioteca Nacional, hoy invadido por burócratas del Ministerio de Educación. Es de esperar, eso sí, que se le dote de suficientes recursos, de modo que su rol no sea únicamente el de guardián de nuestro patrimonio, sino que pueda desarrollar una tarea de mecenazgo, tarea absolutamente urgente.
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