jueves, 8 de octubre de 2009

TRIBUNA ABIERTA

El VRAE necesita inversión en educación
Por Alcides López De la Cruz
Fuente: Correo

Soñar con tener una vida digna en el Valle del río Apurímac y Ene (VRAE) debe ser una utopía para miles de niños y jóvenes que no tienen oportunidades de contar con servicios básicos de educación y salud, pues la zona continúa olvidada por el Estado que poco o nada realiza hasta el momento, sólo se observa intentos para instaurar la educación superior a cargo de gestiones locales.

La creación de la escuela de Ingeniería Agroforestal (sede descentralizada de la UNSCH) que en breve abrirá sus puertas a la juventud, es uno de los logros más importantes que celebra en los últimos días el distrito de Pichari, provincia de la Convención en el Cusco; y se convierte en un claro ejemplo para las autoridades que deben invertir en educación para sentar las bases del desarrollo, claro que el proceso tomará su tiempo, pero es un paso acertado para dar el gran salto.

Según datos de la Unicef, se estima que el 92% de los menores del VRAE trabaja en sembríos de hojas de coca por 5 soles diarios y representan la mano de obra barata del valle cocalero más grande del Perú, así se dedican desde pequeños a buscar recursos económicos para calmar el hambre de sus familias antes que pensar en el estudio, pero para aquellos que tienen la posibilidad de ir a la escuela, las vacaciones genera una sobreoferta de mano de obra infantil, hecho que reduce el mísero jornal de un niño dedicado a cosechar coca en los principales poblados como Pichiwilca, San Francisco, Pichari, Boca Mantaro, Natividad, Llochegua, Palmapampa y Sivia.

Según las Naciones Unidas, en el VRAE se produjo 53.300 toneladas de hoja de coca en el 2004, con las que se elaboró más de 104 toneladas de pasta básica de cocaína (PBC). Los cocales son la única forma de subsistencia para las familias, porque no hay otro cultivo que les otorgue los mismos ingresos, estimados entre 200 y 300 soles mensuales, además para los padres es natural que su hijo los acompañe a cultivar la coca y cada uno sabe que una hectárea de hoja de coca en el VRAE puede producir de 300 a 400 mil plantas, que representa un negocio rentable en vez de sembrar productos alternativos como cacao, café o frutas.

Unicef calcula que aproximadamente el 78% de los padres considera que el trabajo en la chacra no interfiere con la educación de sus hijos, cosa totalmente falsa porque según el Ministerio de Educación, se sabe que los niños que trabajan en el VRAE faltan tres veces más que los otros niños que se dedican al estudio.

Por ejemplo los habitantes de los poblados de Sello de Oro, antiguo bastión de los senderistas, no tienen agua potable, energía eléctrica ni postas médicas, solo un colegio de educación primaria con una sola profesora para cuarenta niños, pero el reto es más grande para los jóvenes que pasan a secundaria, pues deben caminar más de tres horas para llegar a un colegio que queda en Santa Rosa, muchos de ellos no saben qué harán por la lejanía y solo el 5% de la población logra finalizar la educación secundaria en el VRAE.

Por eso es importante que el Plan VRAE reduzca la tasa de analfabetismo que alcanza al 30% de la población y llega a 49% de las mujeres del valle, se necesita más inversión en Educación ya que el 46% de las instituciones educativas no cuenta con mobiliario ni equipamiento adecuado. Es un reto enorme que tiene el Estado, que está en la obligación moral de atender a los que menos tienen.

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