TRIBUNA ABIERTA
Del arenal a Cambridge
Por Juan José Ortiz
Fuente El Peruano
El ingenio y el estudio constante llevaron al escolar José Montero Bastidas, de la ciudadela Pachacútec, en Ventanilla, a participar en las Olimpiadas de Química de Cambridge, logrando
la medalla de bronce entre decenas de representantes de diferentes naciones.
Las calles del Asentamiento Humano José Olaya de la ciudadela Pachacútec vieron nacer, jugar y crecera José Montero, conocido cariñosamente en casa como Sony. Y en su humilde vivienda se descubrió a ese genio que desde pequeño sintió una enorme inclinación por las ciencias, en especial la química.
En su casa, donde también existe una pequeña bodeguita, el sustento del hogar, aparecieron los primeros juguetes construidos por el mismo niño. Viejas tablas arrumadas en un rincón, baldes plásticos y desechados cartones de leche evaporada y detergentes, fueron los insumos
adecuados para su fértil imaginación que los transformaba en robots, aviones y hasta autos de carreras.
Una Navidad, su madre María Bastidas encontró que unos clavos que buscaba hacía horas sostenían un robot hecho de madera. José, con apenas seis años de edad, lucía sonriente al costado de su obra maestra. "Me sorprendió su juguete, pero lo tuve que regañar porque había utilizado todos los clavos que necesitaba", recuerda la señora.
El colegio le abrió nuevos mundos. Ahí se distinguió por su constancia en el estudio y por su carácter siempre afable que lo convirtió en uno de los más populares del salón. Pero también llegó el cambio. Sus juguetes fueron reemplazados por una nueva pasión: los libros.
LA COMPETENCIA
Su inclinación por la ciencia lo llevó a dejar su primera alma máter, el colegio nacional José Olaya 5127, de su distrito, por la Institución Educativa Alfa, también de Ventanilla.
Este colegio después de un minucioso concurso le otorgaría una beca integral y lo colocaría en el camino de las competiciones.
"Hace un año clasifiqué para representar al colegio Alfa en la Olimpiada Peruana de Química, organizada por la Universidad Católica. Ahí competí con alumnos de
todo el país, y el resultado fue válido para clasificar a los cuatro representantes peruanos en las Olimpiadas de Cambridge 2009 en el Reino Unido", dice el pequeño. Y él fue uno de los clasificados.
Después llegaron los avatares de conseguir los boletos, las ansias de conocer otra gente, la preocupación de los padres por separarse por primera vez de su hijo, de subir al avión de verdad y no a los aviones de juguete de su niñez. Hasta que finalmente un 17 de julio, fecha
que nunca olvidará, llegó a la ciudad de Londres.
"Es otro planeta, sus calles, el tráfico ordenado, los museos, sus edificios, las cabezas rubias. Todo es diferente, me sentí raro", señala el escolar que participó de un tour citadino con otros niños venidos de todas partes del mundo.
Por Juan José Ortiz
Fuente El Peruano
El ingenio y el estudio constante llevaron al escolar José Montero Bastidas, de la ciudadela Pachacútec, en Ventanilla, a participar en las Olimpiadas de Química de Cambridge, logrando
la medalla de bronce entre decenas de representantes de diferentes naciones.
Las calles del Asentamiento Humano José Olaya de la ciudadela Pachacútec vieron nacer, jugar y crecera José Montero, conocido cariñosamente en casa como Sony. Y en su humilde vivienda se descubrió a ese genio que desde pequeño sintió una enorme inclinación por las ciencias, en especial la química.
En su casa, donde también existe una pequeña bodeguita, el sustento del hogar, aparecieron los primeros juguetes construidos por el mismo niño. Viejas tablas arrumadas en un rincón, baldes plásticos y desechados cartones de leche evaporada y detergentes, fueron los insumos
adecuados para su fértil imaginación que los transformaba en robots, aviones y hasta autos de carreras.
Una Navidad, su madre María Bastidas encontró que unos clavos que buscaba hacía horas sostenían un robot hecho de madera. José, con apenas seis años de edad, lucía sonriente al costado de su obra maestra. "Me sorprendió su juguete, pero lo tuve que regañar porque había utilizado todos los clavos que necesitaba", recuerda la señora.
El colegio le abrió nuevos mundos. Ahí se distinguió por su constancia en el estudio y por su carácter siempre afable que lo convirtió en uno de los más populares del salón. Pero también llegó el cambio. Sus juguetes fueron reemplazados por una nueva pasión: los libros.
LA COMPETENCIA
Su inclinación por la ciencia lo llevó a dejar su primera alma máter, el colegio nacional José Olaya 5127, de su distrito, por la Institución Educativa Alfa, también de Ventanilla.
Este colegio después de un minucioso concurso le otorgaría una beca integral y lo colocaría en el camino de las competiciones.
"Hace un año clasifiqué para representar al colegio Alfa en la Olimpiada Peruana de Química, organizada por la Universidad Católica. Ahí competí con alumnos de
todo el país, y el resultado fue válido para clasificar a los cuatro representantes peruanos en las Olimpiadas de Cambridge 2009 en el Reino Unido", dice el pequeño. Y él fue uno de los clasificados.
Después llegaron los avatares de conseguir los boletos, las ansias de conocer otra gente, la preocupación de los padres por separarse por primera vez de su hijo, de subir al avión de verdad y no a los aviones de juguete de su niñez. Hasta que finalmente un 17 de julio, fecha
que nunca olvidará, llegó a la ciudad de Londres.
"Es otro planeta, sus calles, el tráfico ordenado, los museos, sus edificios, las cabezas rubias. Todo es diferente, me sentí raro", señala el escolar que participó de un tour citadino con otros niños venidos de todas partes del mundo.
0 comentarios:
Publicar un comentario