jueves, 10 de septiembre de 2009

TRIBUNA ABIERTA

Acerca de los premios a la calidad educativa que se venden: ¡Otro cuento chino!
Por Iván Montes Iturrizaga
Fuente: Signo Educativo

La naturaleza de los premios, distinciones y condecoraciones en el ámbito educativo son muy variadas en nuestro país. Sin embargo, los criterios de postulación y las formas de acceder a estos reconocimientos siguen pautas comunes. Tenemos así, que es habitual que las instancias que otorgan estas distinciones hagan un exhaustivo estudio de los nominados, crucen información con respecto a la veracidad de las fuentes, reciban cartas de postulación y revisen documentación de diversa índole a fin de garantizar los méritos.

Asimismo, la seriedad académica exige que la postulación de nominados y los objetos recibidos por los ganadores - platos recordatorios, trofeos, medallas o diplomas– no tengan costo alguno. También, cabe destacar la sobriedad que por lo general vertebran los espacios donde se realizan las ceremonias en el ámbito educativo. Por lo general, estos actos se celebran en sedes del ministerio, ONG, bibliotecas, organizaciones y recintos universitarios.

Pero ahora la nueva moda –por no decir una nueva modalidad de estafa- constituye la venta de premios en el Perú y en varios países de América Latina. Estos llamativos premios se ofrecen por la Internet a diestra y siniestra en espera de algún distraído profesor, catedrático o director de colegio. Lo peor de todo es que se presentan estas distinciones “delivery” como sinónimo de calidad educativa o de compromiso pedagógico sin haber mediado antes un proceso serio de verificación, análisis y estudio del perfil de los candidatos.

Pero podríamos preguntarnos ¿Dónde está el truco o negocio de estos consejos iberoamericanos y centros que premian la excelencia en las Américas? La respuesta es sencilla: estos premios se otorgan a quienes están en capacidad de pagar por ellos. Este dinero, que no es poca cosa pues dejan muy buenas utilidades, sirve para costear los ornamentos que reciben los homenajeados y la elegante ceremonia con cena incluida que se realiza en los hoteles más exclusivos de nuestra región. En este juego quien tiene más plata accede a los mejores premios que van desde diplomas a los grados de Magister y Doctor con rimbombantes menciones en calidad, honor, excelencia y otros pomposos apellidos que no hacen más que suscitar sospecha. Ni que decir de patéticos himnos a la calidad educativa que se cantan en estos eventos y que también se ejecutan automáticamente con solo ingresar a las páginas Web de estas extrañas empresas. Pero lamentablemente, y a pesar de las señales de fraude que estas mismas instancias muestran, siempre hay personas bien intencionadas que se entusiasman y caen en esta nueva modalidad de impostura académica.

Estas organizaciones, respaldadas por universidades de dudosa reputación, tienen mecanismos psicosociales para pre-fabricar una imagen de seriedad. Esto se hace mediante una premiación free (“libre de pago”) especialmente diseñada para alcaldes, rectores, políticos y personalidades que sin querer avalan con su presencia estos actos de escasa vena ética y abundante intención mercantil. En otros casos el “trueque” tiene lugar: se otorga la categoría más alta al director o presidente de una entidad a cambio de un respaldo institucional.

No nos dejemos engañar ni mucho menos deslumbrar con estos ofrecimientos que no son más que una “criollada” de cuello y corbata. Todos sabemos bien que la maestría y el doctorado son grados académicos otorgados exclusivamente por universidades e instituciones autorizadas después de haber transitado por un programa exigente de estudios. Del mismo modo, se procede con los grados honoríficos que se entregan a personalidades a la luz de sus méritos académicos, científicos o artísticos debidamente comprobados. Por eso, no hay más de desconfiar de alguien que vende premios y más aún si los ofertan través de correos electrónicos que son enviados indiscriminadamente a amas de casa, alumnos, profesores, directores e incluso empleados de mantenimiento de algunas universidades.

Es momento de que las autoridades peruanas (Ministerio de Educación, SINEACE y la Asamblea Nacional de Rectores) y la Comisión de Educación del Congreso se pronuncien al respecto. Ya los ex Ministros de Educación de Educación del hermano país de Ecuador han dado el ejemplo y valientemente han denunciado a una de estas empresas dedicada a la venta de premios.

Del mismo, cabría preguntar si realmente el Colegio de Doctores en Educación del Perú y el Instituto Nacional de Cultura (INC) están patrocinando a un autodenominado “Consejo Iberoamericano” y han autorizado que se coloquen sus logos en la Web de la mencionada organización. Lamentablemente, ya son varias las organizaciones dedicadas a la fábrica y venta de premios que están operando en otros países Sudamericanos, y seguramente, tendremos más de lo mismo en los próximos años.

Para terminar este escrito es preciso señalar que muchas personas de excelentes cualidades humanas y trayectorias profesionales han sido galardonadas de esta manera. Ellos han confiado y actuado de buena fe sin reparar que lo recibido no goza de validez ni respaldo académico en el Perú y en resto del mundo. Al final fueron víctimas y no queda más que comprenderlos en lugar de sancionarlos. ¡No dejemos que nos saquen el dinero con este nuevo “cuento chino”!, ¡Ya están prevenidos!

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