ARTÍCULOS DE ASOCIADOS
Invirtiendo en el país
Por: José Rivero
Publicado en Inversión en la infancia
Hay consenso en el país que nuestros políticos, con raras excepciones, no expresan con sus actos haber desarrollado una visión de largo plazo, de futuro. Ello hace más endeble a nuestra democracia y determina que acciones asumidas en otros países como prioritarias para forjar un futuro más equitativo donde prime una mejor calidad de vida de los ciudadanos, no hayan sido aún concretadas en el Perú.
La atención de la primera infancia como pieza esencial para el desarrollo es una de las más clamorosas deudas con el país de la denominada clase política.
La naturaleza del individuo y la definición de los fines de las políticas y del Estado, son reconocidas como expresión clave de matrices culturales de la política y de formas de construcción de ciudadanía. En la medida que no son abordadas con propiedad, la desconfianza frente al sistema político adopta en nuestro país características pronunciadas. La ilegitimad del orden político fue expresada en el Informe del Proyecto de Opinión Pública de América Latina – asociado al Instituto de Estudios Peruanos – que el 2007 señala: “El Perú es uno de los países de la región en el que menos se confía en el sistema político”
Gran parte de esa desconfianza se debe al reconocimiento de la incapacidad de los gobernados para influir, vía la clase política que los representa, en la modificación del propio sistema. En la medida que el poder Ejecutivo, el Congreso y las instituciones políticas sigan privilegiando la coyuntura antes que sentar bases sólidas para el largo plazo, seguirá creciendo tal desconfianza y nuestra democracia será cada vez menos representativa.
¿Por qué lo político debe asumir como propia y prioritaria la atención y la mayor inversión en la primera infancia? Porque:
• Los avances científicos avalan la trascendencia de la atención de la niñez desde la gestación, especialmente hasta los tres años. La actitud colectiva para la apreciación del niño recién nacido como ser humano y no como proyecto de ser humano, será fundamental para incentivar programas, generar leyes focalizando la atención en la protoinfancia, en las primeras experiencias y primeras potencialidades del infante. Nuestro futuro será más sólido si atendemos bien - padres, comunidad y entes públicos y sociales - las capacidades sensoriales, de adaptación, motoras y cognitivas desde el nacimiento e incluso durante la gestación.
• La atención a la niñez es la base más sólida para construir democracia y ciudadanía. Es en las nuevas generaciones donde reside la oportunidad de un cambio cualitativo. La modificación de las prácticas presentes en las familias, las comunidades y las sociedades en su conjunto pueden ir conformando los cambios necesarios parta afianzar prácticas democráticas. No podrá hablarse de democracia y equidad social en el Perú si no posibilitamos que todos, sin excepción alguna, tengan un comienzo justo, dando oportunidad a nuestros niños y niñas para desplegar su potencial en ambientes donde sea posible su desarrollo físico y psicosocial.
• Priorizar los programas de atención a la niñez puede ser una de las llaves maestras para lograr mejorar y fortalecer el desarrollo local y las actuales prácticas de descentralización y regionalización. Con ellos, además de contribuir al desarrollo y fortalecimiento del tejido local, se alienta a los padres a participar y movilizarse en función de esos programas, pues benefician a sus propios hijos.
Todo lo anterior debiera significar asumir como tarea política prioritaria el desarrollo infantil. Ello se expresará revisando exhaustivamente el actual frondoso marco legal, fortaleciendo o mejorando aquella legislación que ha demostrado ser útil, desechando la que no se cumple y creando legislación que se anticipe a los problemas que afectan a nuestra niñez. Significará también reasumir el Acuerdo Nacional como pilar del diálogo y concertación indispensables para este tipo de tareas. Demanda la creación de un ente nacional del más alto nivel dedicado a la obtención de recursos suficientes y a la coordinación intersectorial para superar el actual cuadro de inequidad que afecta a nuestra infancia más pobre. Demanda, asimismo, la efectiva aplicación del oficializado Proyecto Educativo Nacional, que entre sus virtudes de integralidad, otorga especial importancia a la satisfacción de necesidades básicas de niños y niñas de 0 a 3 años.
El Perú será cualitativamente mejor si invierte más en su primera infancia. ¿Estará nuestra clase política a la altura de esta demanda prioritaria?. Lo que resta al actual Gobierno y Congreso, y las próximas contiendas electorales serán un buen barómetro para responder a esa pregunta.
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