lunes, 1 de junio de 2009

Conmovido y perplejo

Por: Fernando Bolaños

Una de las cosas que me llamó más la atención, en el reportaje que transmitió canal 2 el día de ayer sobre los sucesos del viernes pasado –además de los muertos, de uno y otro bando – fue la escena de uno de los nativos detenidos, en el piso, mientras un policía lo mantenía allí con la bota sobre la cabeza. ¿Es esa la solución que esperaban algunas de nuestras autoridades? Es lamentable todo lo que ha pasado, fruto de la insensatez, la falta de previsión, pero sobre todo la imposibilidad del diálogo. "Con la policía no se puede dialogar" era la conclusión de un dirigente amazónico en el video que compartía Rocío Silva Santisteban, elaborado por el Vicariato de Jaén (http://www.youtube.com/watch?v=9pXLvlXZR6I)


¿Es tan difícil dialogar? Definitivamente, todo esto tiene que ver con la educación. No sólo, como ya han señalado algunos, porque esto revela la insatisfacción de amplios grupos de peruanos con el modelo de desarrollo que se está implementando en el país, aquellos además que tienen los peores servicios de salud y educación. Más de fondo está el asunto de cuánto prepara la actual educación para comprender la complejidad de nuestro país, para aceptar la diversidad y las visiones distintas, para tender puentes entre peruanos que vivimos no sólo en distintos contextos, sino que tenemos lenguas maternas diversas y valores diferentes, y diverso acceso a lo que promete el desarrollo que actualmente se pregona.

En estos días, con respecto al conflicto, hemos sido testigos de todo tipo de declaraciones que revelan tremendas incomprensiones, miradas sesgadas, estereotipos e insultos de todo calibre. La educación intercultural no puede ser una modalidad sólo para aquellos que hablan una lengua materna distinta al castellano. Es urgente que el currículo escolar y las prácticas educativas en todos los niveles y lugares del país hagan de la convivencia y el diálogo una competencia clave para desarrollar. ¿Cuántas escuelas hoy habrán comenzado la jornada revisando y analizando lo que ha pasado en Bagua? ¿No son 35 muertos – cuántos más habrá – y decenas de heridos suficientes para que se convierta en un tema imprescindible para abordar en la escuela? ¿O habrá que esperar más Baguas, más Andahuaylas, más Moqueguas para que el tema de la convivencia y resolución dialogada de los conflictos sea una prioridad en la formación de niños y jóvenes? Y como ya sabemos los que estamos en el campo educativo, hay que comenzar hoy para que los podamos comenzar a ver en cinco o diez años. Pero no comenzar es perder otra generación sin cambios.

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