TRIBUNA ABIERTA

Educación: de nuevo fuera de la agenda
Publicado en el diario Gestión

La campaña presidencial se ha centrado en aspectos económicos y, como siempre ocurre, ha dejado de lado al sector que debería constituir la base de cualquier iniciativa para apuntalar el desarrollo del país: la educación. Ambos candidatos están tan preocupados por tranquilizar al mercado y evitar que la desconfianza que despiertan sus propuestas (o sus antecedentes) afecte el desempeño económico, que han perdido capacidad proactiva en algunos temas claves. La agenda electoral no la están marcando ellos sino las circunstancias.

Sin ánimo de minimizar la importancia del tema económico, creemos que el atraso que la educación sigue acusando es consecuencia de la escasa atención que ha recibido de este y de todos los gobiernos anteriores. Y su ausencia en el debate actual es prueba de que ese desinterés es una deficiencia estructural de nuestra clase política.

Sería mezquino desconocer los avances logrados en los últimos cinco años, sobre todo en lo concerniente a la relevancia de la evaluación periódica y la capacitación de los docentes, pero queda la sensación de que pudo hacerse mucho más. Los escolares peruanos continúan en los últimos lugares en comprensión lectora y razonamiento lógico-matemático, en tanto que los jóvenes enfrentan una oferta de educación superior de muy baja calidad.

¿Es suficiente con construir más colegios o autorizar el funcionamiento de más institutos y universidades? Todos conocemos la respuesta, pero nadie se anima a ponerse de acuerdo en buscar la verdadera solución, porque se trata de un proceso de largo plazo. En otras palabras, los réditos políticos de una reforma educativa profunda se los llevarían otros. Al respecto, vale la pena recordar la advertencia hecha la semana pasada por un alto funcionario del Banco Mundial: el Perú está desaprovechando la oportunidad que hoy tiene de reformar su sistema educativo y ya ha perdido dos años.

Se trata, pues, de un gran proyecto que requiere planificación, compromiso político e inversión. El tiempo de los ensayos, los cambios de nombres y las inauguraciones pomposas tiene que terminar. ¿Se animará algún candidato a promover el consenso necesario para que la educación ocupe el lugar que se merece en la agenda de desarrollo social y económico del país?