TRIBUNA ABIERTA
Un referente nacional
Por Zenón Depaz
Publicado en La Primera
Hace mes y medio, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, un grupo de decanos que candidateaban a la Asamblea Universitaria alineados en torno al actual rector, habiendo perdido ante la oposición, no dudaron en recurrir al fraude para garantizar la continuidad de su control de dicha Universidad. Los docentes de la oposición, entre los que se hallaban reconocidos académicos, denunciaron ante la opinión pública aquel acto ilegal.
Sin resolverse aún dicha denuncia, se iniciaron las elecciones de decanos, con significativas victorias de la oposición en facultades que el oficialismo creía ganadas. Considerando que la representación estudiantil (que también decide en dichas elecciones) había sido elegida por presentarse como de oposición, se veía venir una derrota oficialista en no menos de la mitad de facultades. Habiendo cruzado las fronteras de la legalidad, los artífices del fraude interrumpieron el proceso, imponiendo decanos interinos, a fin de ganar tiempo para atraer miembros de la representación estudiantil, con las ventajas que ofrece el poder.
Percibiendo ese peligro, los estudiantes de base organizaron referendos para obligar a sus representantes a votar por la oposición. Ello ocurrió hasta en seis facultades, con inusitada participación y protagonismo de estudiantes hasta entonces ajenos a la política universitaria. Cansados del secuestro de su representación, por operadores corruptos, decidieron hacer respetar su voto introduciendo un mecanismo de consulta directa con relación a quiénes querían que fueran sus autoridades. La opción de los estudiantes (a diferencia de lo que solían hacer sus representantes) en aquellos referendos fue, en todos los casos, por docentes con prestigio académico y credibilidad moral. En ese contexto se produjo la minúscula marcha senderista, tan publicitada. Identificados sus operadores como parte del sector que actúa en pos de prebendas, los gestores de los referendos, entonces presentes denunciando la traición de sus votos, los rechazaron enérgicamente.
Tras ello, en un Claustro Pleno reunido en la histórica Facultad de Letras, la noticia de que el Congreso de la República había aprobado el voto universal y directo de docentes y estudiantes, como mecanismo de elección de sus autoridades, fue saludada, con razón, como una victoria de la lucha inédita que habían emprendido estudiantes de diversas facultades, sin otra coordinación que la de un estado de ánimo compartido, que anunciaba el fin de tres décadas de un patrón de ejercicio de la representación estudiantil, que condujo a su cooptación por operadores corruptos. Hay indicios de que ese estado de ánimo se está esparciendo aceleradamente por el resto de las Universidades públicas del país. El presidente debería tener muy presente este fenómeno cuando, en los próximos días, decida en torno a la promulgación de dicha ley.
Por Zenón Depaz
Publicado en La Primera
Hace mes y medio, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, un grupo de decanos que candidateaban a la Asamblea Universitaria alineados en torno al actual rector, habiendo perdido ante la oposición, no dudaron en recurrir al fraude para garantizar la continuidad de su control de dicha Universidad. Los docentes de la oposición, entre los que se hallaban reconocidos académicos, denunciaron ante la opinión pública aquel acto ilegal.
Sin resolverse aún dicha denuncia, se iniciaron las elecciones de decanos, con significativas victorias de la oposición en facultades que el oficialismo creía ganadas. Considerando que la representación estudiantil (que también decide en dichas elecciones) había sido elegida por presentarse como de oposición, se veía venir una derrota oficialista en no menos de la mitad de facultades. Habiendo cruzado las fronteras de la legalidad, los artífices del fraude interrumpieron el proceso, imponiendo decanos interinos, a fin de ganar tiempo para atraer miembros de la representación estudiantil, con las ventajas que ofrece el poder.
Percibiendo ese peligro, los estudiantes de base organizaron referendos para obligar a sus representantes a votar por la oposición. Ello ocurrió hasta en seis facultades, con inusitada participación y protagonismo de estudiantes hasta entonces ajenos a la política universitaria. Cansados del secuestro de su representación, por operadores corruptos, decidieron hacer respetar su voto introduciendo un mecanismo de consulta directa con relación a quiénes querían que fueran sus autoridades. La opción de los estudiantes (a diferencia de lo que solían hacer sus representantes) en aquellos referendos fue, en todos los casos, por docentes con prestigio académico y credibilidad moral. En ese contexto se produjo la minúscula marcha senderista, tan publicitada. Identificados sus operadores como parte del sector que actúa en pos de prebendas, los gestores de los referendos, entonces presentes denunciando la traición de sus votos, los rechazaron enérgicamente.
Tras ello, en un Claustro Pleno reunido en la histórica Facultad de Letras, la noticia de que el Congreso de la República había aprobado el voto universal y directo de docentes y estudiantes, como mecanismo de elección de sus autoridades, fue saludada, con razón, como una victoria de la lucha inédita que habían emprendido estudiantes de diversas facultades, sin otra coordinación que la de un estado de ánimo compartido, que anunciaba el fin de tres décadas de un patrón de ejercicio de la representación estudiantil, que condujo a su cooptación por operadores corruptos. Hay indicios de que ese estado de ánimo se está esparciendo aceleradamente por el resto de las Universidades públicas del país. El presidente debería tener muy presente este fenómeno cuando, en los próximos días, decida en torno a la promulgación de dicha ley.
0 comentarios:
Publicar un comentario