TRIBUNA ABIERTA
Versiones desesperadas
Por Manuel Burga
Publicad en la República
El rector de San Marcos finalmente apareció para ofrecer, con una fingida dosis de ingenuidad o inconsciencia, versiones desesperadas que no tienen ningún asidero en la realidad. La primera es que en San Marcos no pasa nada, que tiene “chequeados a todos”, que conversa con todos y que colabora –desde su primer día– con la Dircote para controlar a los grupos radicales, sus aparentes socios políticos. La segunda es que cuatro profesores que han perdido en las elecciones últimas presentan versiones interesadas y finalmente, la tercera, que no tiene ninguna ambición porque no hay reelección de autoridades, que ni él ni sus socios se van a reelegir, y con esto punto final.
Es cierto que la ley 28637, del 2005, que restituye tres artículos de la Ley 23733, prohíbe la reelección de autoridades. Una ley justamente promulgada para evitar el continuismo y la conformación de clientelas políticas que medran en el poder. Pero hecha la ley hecha la trampa: los allegados al poder, en San Marcos y en cualquier universidad pública, lo que buscan es precisamente continuar en el poder, pasando de un cargo al otro para conservar sus subvenciones y para ocultar acciones ilícitas.
No es cierto que cuatro profesores que han perdido en las elecciones del 25 de mayo presenten versiones interesadas para alterar la realidad. Se trata más bien de todo lo contrario: muchos ahora han salido de sus rutinas docentes y de investigación –me incluyo– para denunciar un fraude electoral, que por su flagrancia debe ser dilucidado en el poder judicial. Los resultados de estas elecciones han sido manipulados para favorecer a la lista 5, Frente Unido por San Marcos, la oficialista, y desfavorecer a la lista 1,
Acuerdo por San Marcos, de oposición, que la misma noche del 25 había sido considerada ganadora. Un proceso para elegir representantes de los profesores principales y asociados a la Asamblea Universitaria, instancia que elige al nuevo rector en mayo del 2011. Igualmente los representantes para conformar los Consejos de Facultad deben elegir decanos, quienes luego integran la misma Asamblea con la misma finalidad.
Entonces, está claro que estas elecciones, dado el sistema actual, elegirán a las nuevas autoridades el próximo año. Los resultados finales se alteraron al anular el acta de votación de profesores principales de la Facultad de Medicina: 104 habían votado por la lista 1, y solamente 74 por la lista 5, oficialista. Con estas cifras la victoria inobjetable era de la lista 1. Todo esto parece un enredo, pero para los integrantes de esta mesa de votantes, funcionarios de confianza de la gestión actual, no lo fue y por eso entregaron sus resultados sin impugnación alguna.
La tercera versión del Rector es que no pasa nada, que su gestión es impecable, que todos están contentos en la universidad y los que no lo están, están bien “chequeados”. Esta más que desesperada parece una versión risible que pretende ocultar una realidad que debería preocuparnos, ya que se trata de una flagrante violación de derechos democráticos y un ocultamiento de grupos radicales, que no creen en la democracia, pero pretenden ocultarse en la desvalida autonomía universitaria.
Considero, en resguardo de la verdad y las sanas costumbres democráticas, que este hecho debe ser dilucidado en el poder judicial y los culpables sancionados. Pero no hay mal que por bien no venga: las versiones desesperadas del rector de San Marcos finalmente parecen haber despertado al Congreso de la República que ha dado el primer paso en la modificación del actual sistema de elección de autoridades: esperemos que la inteligencia y la honestidad confluyan para iniciar el camino de recuperación de la universidad pública peruana.
Por Manuel Burga
Publicad en la República
El rector de San Marcos finalmente apareció para ofrecer, con una fingida dosis de ingenuidad o inconsciencia, versiones desesperadas que no tienen ningún asidero en la realidad. La primera es que en San Marcos no pasa nada, que tiene “chequeados a todos”, que conversa con todos y que colabora –desde su primer día– con la Dircote para controlar a los grupos radicales, sus aparentes socios políticos. La segunda es que cuatro profesores que han perdido en las elecciones últimas presentan versiones interesadas y finalmente, la tercera, que no tiene ninguna ambición porque no hay reelección de autoridades, que ni él ni sus socios se van a reelegir, y con esto punto final.
Es cierto que la ley 28637, del 2005, que restituye tres artículos de la Ley 23733, prohíbe la reelección de autoridades. Una ley justamente promulgada para evitar el continuismo y la conformación de clientelas políticas que medran en el poder. Pero hecha la ley hecha la trampa: los allegados al poder, en San Marcos y en cualquier universidad pública, lo que buscan es precisamente continuar en el poder, pasando de un cargo al otro para conservar sus subvenciones y para ocultar acciones ilícitas.
No es cierto que cuatro profesores que han perdido en las elecciones del 25 de mayo presenten versiones interesadas para alterar la realidad. Se trata más bien de todo lo contrario: muchos ahora han salido de sus rutinas docentes y de investigación –me incluyo– para denunciar un fraude electoral, que por su flagrancia debe ser dilucidado en el poder judicial. Los resultados de estas elecciones han sido manipulados para favorecer a la lista 5, Frente Unido por San Marcos, la oficialista, y desfavorecer a la lista 1,
Acuerdo por San Marcos, de oposición, que la misma noche del 25 había sido considerada ganadora. Un proceso para elegir representantes de los profesores principales y asociados a la Asamblea Universitaria, instancia que elige al nuevo rector en mayo del 2011. Igualmente los representantes para conformar los Consejos de Facultad deben elegir decanos, quienes luego integran la misma Asamblea con la misma finalidad.
Entonces, está claro que estas elecciones, dado el sistema actual, elegirán a las nuevas autoridades el próximo año. Los resultados finales se alteraron al anular el acta de votación de profesores principales de la Facultad de Medicina: 104 habían votado por la lista 1, y solamente 74 por la lista 5, oficialista. Con estas cifras la victoria inobjetable era de la lista 1. Todo esto parece un enredo, pero para los integrantes de esta mesa de votantes, funcionarios de confianza de la gestión actual, no lo fue y por eso entregaron sus resultados sin impugnación alguna.
La tercera versión del Rector es que no pasa nada, que su gestión es impecable, que todos están contentos en la universidad y los que no lo están, están bien “chequeados”. Esta más que desesperada parece una versión risible que pretende ocultar una realidad que debería preocuparnos, ya que se trata de una flagrante violación de derechos democráticos y un ocultamiento de grupos radicales, que no creen en la democracia, pero pretenden ocultarse en la desvalida autonomía universitaria.
Considero, en resguardo de la verdad y las sanas costumbres democráticas, que este hecho debe ser dilucidado en el poder judicial y los culpables sancionados. Pero no hay mal que por bien no venga: las versiones desesperadas del rector de San Marcos finalmente parecen haber despertado al Congreso de la República que ha dado el primer paso en la modificación del actual sistema de elección de autoridades: esperemos que la inteligencia y la honestidad confluyan para iniciar el camino de recuperación de la universidad pública peruana.
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