TRIBUNA ABIERTA
Una formación pertinente
Por Zenón Depaz Toledo
Publicado en La primera
La Educación superior en nuestro país muestra visibles desfases en cuanto a la pertinencia de su oferta de formación profesional, tanto con respecto a la actual demanda laboral, como a la que un mejor aprovechamiento de nuestro potencial físico, biológico y cultural podría proveer, tomando en cuenta su notable diversidad.
Más allá de la calidad de la formación que ofrecen, las instituciones de Educación superior tienden a producir profesionales en carreras saturadas en el mercado laboral. En el sector privado, por el predominio de criterios de rentabilidad de corto plazo, como la menor inversión posible en logística, tal como ocurre en las carreras denominadas de plumón y pizarra (o proyector y power point), que evitan contar con laboratorios, talleres, bibliotecas y centros de documentación actualizados. En el sector público, operan en esa dirección presiones de orden corporativo, como las que provienen de la necesidad de carga académica para los docentes en ejercicio, agudizadas por el estatuto autónomo de algunas de estas instituciones.
La deficiente información de los usuarios sobre las tendencias laborales en curso, acentuada por la incesante transformación del mundo del trabajo a consecuencia de las innovaciones tecnológicas cada vez más aceleradas, ocasiona a su vez una demanda de formación profesional distorsionada que retroalimenta la tendencia de Universidades, institutos y escuelas superiores a concentrar la matrícula en un pequeño número de carreras con las características antes señaladas. Así, mientras una de nuestras mayores posibilidades de desarrollo económico se halla en el aprovechamiento de la extraordinaria biodiversidad del país, la oferta de formación en carreras profesionales vinculadas a ese campo son pocas y con escasa matrícula, mientras carreras tradicionales como derecho, de alta matrícula, continúan expandiéndose.
Contribuye a ello la inexistencia de un sistema educativo nacional coherentemente articulado. Esta situación se deja sentir particularmente en el ámbito de la Educación superior, que se halla desarticulado, con institutos y escuelas superiores laxamente dependientes del ministerio de Educación y Universidades que se hallan completamente fuera de la competencia de aquel ministerio. La destrucción de la planificación estratégica a nivel estatal, por el predominio de un discurso político fanáticamente adverso a ello, ha acentuado esta situación. El próximo CADE- Educación 2010, organizado por el IPAE abre la oportunidad de discutir sobre ello; ojalá que el debate incorpore visiones alternativas al fundamentalismo neoliberal que ha conducido a este y otros entrampamientos.
Por Zenón Depaz Toledo
Publicado en La primera
La Educación superior en nuestro país muestra visibles desfases en cuanto a la pertinencia de su oferta de formación profesional, tanto con respecto a la actual demanda laboral, como a la que un mejor aprovechamiento de nuestro potencial físico, biológico y cultural podría proveer, tomando en cuenta su notable diversidad.
Más allá de la calidad de la formación que ofrecen, las instituciones de Educación superior tienden a producir profesionales en carreras saturadas en el mercado laboral. En el sector privado, por el predominio de criterios de rentabilidad de corto plazo, como la menor inversión posible en logística, tal como ocurre en las carreras denominadas de plumón y pizarra (o proyector y power point), que evitan contar con laboratorios, talleres, bibliotecas y centros de documentación actualizados. En el sector público, operan en esa dirección presiones de orden corporativo, como las que provienen de la necesidad de carga académica para los docentes en ejercicio, agudizadas por el estatuto autónomo de algunas de estas instituciones.
La deficiente información de los usuarios sobre las tendencias laborales en curso, acentuada por la incesante transformación del mundo del trabajo a consecuencia de las innovaciones tecnológicas cada vez más aceleradas, ocasiona a su vez una demanda de formación profesional distorsionada que retroalimenta la tendencia de Universidades, institutos y escuelas superiores a concentrar la matrícula en un pequeño número de carreras con las características antes señaladas. Así, mientras una de nuestras mayores posibilidades de desarrollo económico se halla en el aprovechamiento de la extraordinaria biodiversidad del país, la oferta de formación en carreras profesionales vinculadas a ese campo son pocas y con escasa matrícula, mientras carreras tradicionales como derecho, de alta matrícula, continúan expandiéndose.
Contribuye a ello la inexistencia de un sistema educativo nacional coherentemente articulado. Esta situación se deja sentir particularmente en el ámbito de la Educación superior, que se halla desarticulado, con institutos y escuelas superiores laxamente dependientes del ministerio de Educación y Universidades que se hallan completamente fuera de la competencia de aquel ministerio. La destrucción de la planificación estratégica a nivel estatal, por el predominio de un discurso político fanáticamente adverso a ello, ha acentuado esta situación. El próximo CADE- Educación 2010, organizado por el IPAE abre la oportunidad de discutir sobre ello; ojalá que el debate incorpore visiones alternativas al fundamentalismo neoliberal que ha conducido a este y otros entrampamientos.
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