jueves, 11 de marzo de 2010

TRIBUNA ABIERTA

Educación, tarea pendiente
Por Eugenia Fernán-Zegarra – El Comercio

Mientras exista una brecha de analfabetismo en perjuicio de las mujeres, estas tendrán menos posibilidades para satisfacer sus necesidades y contrarrestar su condición de pobreza.

De acuerdo con el último censo, las mujeres muestran una tasa de analfabetismo tres veces más alta que la de los hombres. Ello indica que la brecha existente entre hombres y mujeres con relación a la educación persiste y que es en extremo significativa.

Del mismo modo, los datos difundidos por el INEI demuestran que la tasa de acceso a la escuela ha mejorado, pero que aún subsiste el problema de la permanencia en esta, esencialmente en el nivel secundario. Las diferencias entre hombres y mujeres con educación secundaria equivalen a casi nueve puntos porcentuales en favor de los hombres.

La mayor parte de la población analfabeta se concentra en las regiones de Áncash, Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica y Huánuco, lo que torna ostensible la estrecha vinculación que existe entre analfabetismo y pobreza, y entre mujeres analfabetas y pobreza.

Siendo la educación básica regular un tema pendiente en la agenda de desarrollo integral de la mujer, las condiciones en que se encuentra en la actualidad, sobre todo en la zona rural, no corresponden a las exigencias de una democracia moderna, que implica inclusión y participación en igualdad de condiciones entre mujeres y hombres. Ambos elementos permiten tomar en cuenta los intereses y necesidades de la mujer en los diferentes ámbitos de la decisión política.

A su vez, la educación de las mujeres, en cualquiera de las etapas de su vida, posibilita posteriormente su capacitación o formación para el empleo y, con ello, el acceso al ámbito laboral formal. Según la Encuesta Nacional de Hogares 2008, la mano de obra femenina se concentra en los trabajos independientes, el trabajo familiar no remunerado y la microempresa, sectores demandantes de empleo con amplios niveles de informalidad, lo cual denota la vulnerabilidad de las mujeres.

No podemos dejar de considerar que la educación es un instrumento que posibilita el establecimiento de la cultura de paz en nuestro país. Como señala Naciones Unidas, la educación para una cultura de paz está necesariamente vinculada con la erradicación del analfabetismo y la pobreza, pero también con la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.

No olvidemos que el analfabetismo de la mujer se debe a la situación de desigualdad que el Estado tiene el deber moral de combatir. Por lo tanto, es imprescindible elaborar un balance de la gestión pública con el propósito de mejorar el combate contra el analfabetismo en cualquiera de sus etapas y sin importar la edad de la mujer. Ello asegurará el desarrollo humano en democracia y la igualdad de condiciones.

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