jueves, 4 de marzo de 2010

TRIBUNA ABIERTA

Inicio del año escolar
Editorial – La República

Poco más de ocho millones de estudiantes inician hoy el año escolar, con un mes de anticipación respecto de la que hasta hace poco fue la fecha tradicional de comienzo de clases. La medida ha sido bien recibida, dentro de la nueva política que busca que los alumnos en proceso de escolarización incrementen de modo significativo el número de horas de clase que reciben.

Es indudable que el actual gobierno se ha beneficiado de esa suerte de nuevo sentido común ciudadano sobre nuestro sistema educativo, que por fin es consciente de que atravesamos por la crisis más grave –un verdadero grado cero– en la historia de la educación nacional y que si no aplicamos los correctivos que se imponen para lograr una real reforma habremos condenado a varias generaciones a las tinieblas de la ignorancia o el mal aprendizaje.

Es que las mediciones de comprensión de lectura o razonamiento matemático nos sitúan en los últimos lugares del continente, solo superando a Haití. De ahí el consenso general existente para lograr una reforma que nos conduzca a una educación de calidad, consenso que va desde mejorar la formación de los profesores hasta la incorporación de otras formas de aprendizaje entre los estudiantes y el frecuente chequeo de las mismas.

Al respecto puede decirse que el ministro Antonio Chang, que empezó su gestión con medidas tan favorables y dignas de apoyo como la evaluación de profesores y la Ley del Magisterio, ha cedido el paso en una tarea que debe ser constante. Se abandonó la tesis del tercio superior, que suscitó resistencia del gremio por su carácter discriminatorio. Se han retomado las evaluaciones y cursos de capacitación, con incremento salarial para los mejores, lo que nos parece acertado.

También nos parece digna de apoyo la norma que establece la no interrupción del calendario escolar por fiestas patronales o eventos externos que impidan cumplir con la meta de 1,200 horas de clases al año. Y criticable que en algunos lugares del Sur Chico, y por tercer año seguido, las clases deban darse en colegios inconclusos o en mal estado.

Al lado del aumento de horas dictadas, hay medidas insoslayables si se quiere una verdadera reforma: 1) Reforzar la formación pedagógica y socializadora de los profesores, con revisión de contenidos curriculares; 2) Tomar acciones concretas para que el sistema escolar abarque la totalidad del universo de niños y jóvenes; 3) Convertir las escuelas pobres en centros de formación integral, que abarquen alimentación y salud. Finalmente, consolidar al Consejo Nacional de Educación como ente rector de la reforma y aplicar sus propuestas pedagógicas.

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