jueves, 25 de febrero de 2010

TRIBUNA ABIERTA

Un regreso a clases con educación de calidad
Editorial – El Comercio

A punto de terminar las vacaciones, los alumnos vuelven a las aulas. La pregunta que inevitablemente salta es: ¿Recibirán una educación de calidad? Y a la luz de los hechos, la respuesta es no.

Hace unos pocos años, en el 2001, la Unesco aplicó la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) a 43 países, entre ellos el Perú. Los resultados fueron penosos: el 79,6% de nuestros estudiantes, de primaria y de secundaria, no comprendía con eficacia lo que leía. Y, lo que es peor, 54% de ellos eran “analfabetos funcionales”, es decir que leen y escriben pero no pueden sacar ningún provecho de estas habilidades. Nuestro país, además, ocupó el último lugar en la evaluación, e incluso se excluyó de estas pruebas, en las que recién hemos vuelto a participar en el 2009.

Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos es, como bien insiste el doctor Santiago Antúnez de Mayolo Rynning, elevar el coeficiente intelectual cuyo promedio en el Perú es de 83 puntos, frente a los 108 que exhiben países como Singapur o Luxemburgo, entre otros. Otro tema fundamental es la estimulación temprana. Está comprobado que es entre los 0 y 5 años cuando el cerebro requiere estímulos e información que contribuyan a formar sus procesos y crear las interconexiones neuronales.

Es verdad que en los últimos años se han dado avances en la mejora de la calidad del sistema educativo peruano, pero la situación dista mucho de ser satisfactoria. El primer paso dado por el gobierno de Alan García fue la evaluación a los maestros en la mira de que la capacitación y actualización sean un proceso permanente. Se comprendía, al mismo tiempo, la urgencia de una carrera magisterial clara, con remuneraciones escalonadas orientadas por la meritocracia para reconocer a los mejores y sancionar a los incompetentes.

Pero reformar la educación peruana no se reduce a la evaluación de los maestros. El Proyecto Educativo Nacional (PEN), documento impulsado desde el gobierno de Valentín Paniagua y tomado como base por el actual ministro del sector, José Chang, establece seis pilares para la gran reforma educativa: la equidad en el acceso, una educación de calidad, mejora de la carrera docente, una gestión educativa descentralizada y democrática, una educación superior de calidad y la creación de una sociedad que eduque a sus ciudadanos y los comprometa con su comunidad.

La educación es un derecho humano fundamental y agente civilizador. El Estado, según la Constitución, debe garantizar el acceso a todos los peruanos, asegurando la gratuidad de la enseñanza.

Además, la educación es el motor de la movilidad social, garantía de superación para todos los ciudadanos y con ello de desarrollo del país. La peor discriminación, y un freno para el avance de la sociedad, es negarles educación a los niños y niñas o impartirles una de bajos estándares.

En esta época de matrículas los padres deben estar informados sobre sus derechos y también sobre las obligaciones que asumen al inscribir a sus hijos en las escuelas. Nada debe ser impedimento para el ingreso de un niño en las escuelas públicas y hay que recordar que la cuota de Apafa no es un condicionante para la matrícula.

Si bien el Estado es el principal promotor y garante de la educación, no es el único responsable. No basta tampoco que la escuela cumpla su función. Los padres de familia, la sociedad y los medios de comunicación deben también contribuir a la formación de la niñez y la juventud.

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