TRIBUNA ABIERTA
Ecos tecnológicos de la CADE
Por Modesto Montoya Físico
Por Modesto Montoya Físico
Hace décadas que la innovación tiene residencia en el discurso empresarial del mundo ahora desarrollado y hace un par de años que ha ingresado con fuerza en los foros empresariales peruanos. El mensaje de Enrique Iglesias en la conferencia inaugural de la CADE 2009 fue que un modelo basado en la exportación de materias primas no va más, y que es necesario ingresar a la economía del conocimiento para tener perspectivas de crecimiento.
Es claro que país que frena su inversión en investigación y desarrollo pierde. En la década del 90 EE.UU. incrementaba su inversión en investigación y desarrollo y, en consecuencia, crecía el número de sus inventos. George W. Bush, en el 2001, apenas ingresaba a la Casa Blanca, dejó de hacerlo. Como resultado se frenó el crecimiento de los números de solicitudes de patentes y de nuevos productos y servicios, y sobrevino la crisis. El Perú, cuyo pequeño PBI sigue los mismos ciclos que el de EE.UU., sufrió también las consecuencias.
La crisis mundial ha acelerado el cambio. Para ello, los países usan al máximo su creatividad. Una característica dominante de estos tiempos es que la renovación de productos innovadores es cada vez más veloz. En innovación y competitividad, país que pestañea pierde.
La capacidad de innovar se forma en las universidades. En ese sentido, varios expositores de la CADE han hecho notar que en el Perú hay más de 100 universidades, pero que la mayoría deja mucho que desear en cuanto a investigación y desarrollo. A falta de patentes y empresas que salgan de las universidades, se ve como éxito mayor cuando los egresados obtienen trabajo. Además, una encuesta mostró que los empresarios no creen que esta situación vaya a mejorar. Y lo peor es que el Perú no es capaz de retener los pocos talentos que egresan de su mediocre sistema universitario. Es justo mencionar la excepción a esta realidad: la Universidad Cayetano Heredia, que tiene una envidiable producción científica y tecnológica.
En cuanto a la formación de potencial humano en el extranjero, en la CADE se ha mencionado que el Perú no presenta candidatos a ofertas de becas que hacen los países desarrollados.
Los expositores de la CADE han puesto énfasis en la necesidad de innovación y desarrollo. Sin embargo, los participantes mostraron poca preocupación por la innovación tecnológica. Varios empresarios señalaron que todavía hay una falta de comprensión del valor de la ciencia y la tecnología.
Se mencionó la necesidad de fortalecer la red internacional de ciencia y tecnología, que constituye una herramienta para aprovechar el potencial científico-tecnológico de los investigadores peruanos residentes en el extranjero.
En suma, el empresariado peruano parece darse cuenta de que sin innovación el futuro no es brillante. Ahora falta que el Estado, la empresa y la academia se pongan de acuerdo y, sobre todo, juntos pasen a la acción.
Es claro que país que frena su inversión en investigación y desarrollo pierde. En la década del 90 EE.UU. incrementaba su inversión en investigación y desarrollo y, en consecuencia, crecía el número de sus inventos. George W. Bush, en el 2001, apenas ingresaba a la Casa Blanca, dejó de hacerlo. Como resultado se frenó el crecimiento de los números de solicitudes de patentes y de nuevos productos y servicios, y sobrevino la crisis. El Perú, cuyo pequeño PBI sigue los mismos ciclos que el de EE.UU., sufrió también las consecuencias.
La crisis mundial ha acelerado el cambio. Para ello, los países usan al máximo su creatividad. Una característica dominante de estos tiempos es que la renovación de productos innovadores es cada vez más veloz. En innovación y competitividad, país que pestañea pierde.
La capacidad de innovar se forma en las universidades. En ese sentido, varios expositores de la CADE han hecho notar que en el Perú hay más de 100 universidades, pero que la mayoría deja mucho que desear en cuanto a investigación y desarrollo. A falta de patentes y empresas que salgan de las universidades, se ve como éxito mayor cuando los egresados obtienen trabajo. Además, una encuesta mostró que los empresarios no creen que esta situación vaya a mejorar. Y lo peor es que el Perú no es capaz de retener los pocos talentos que egresan de su mediocre sistema universitario. Es justo mencionar la excepción a esta realidad: la Universidad Cayetano Heredia, que tiene una envidiable producción científica y tecnológica.
En cuanto a la formación de potencial humano en el extranjero, en la CADE se ha mencionado que el Perú no presenta candidatos a ofertas de becas que hacen los países desarrollados.
Los expositores de la CADE han puesto énfasis en la necesidad de innovación y desarrollo. Sin embargo, los participantes mostraron poca preocupación por la innovación tecnológica. Varios empresarios señalaron que todavía hay una falta de comprensión del valor de la ciencia y la tecnología.
Se mencionó la necesidad de fortalecer la red internacional de ciencia y tecnología, que constituye una herramienta para aprovechar el potencial científico-tecnológico de los investigadores peruanos residentes en el extranjero.
En suma, el empresariado peruano parece darse cuenta de que sin innovación el futuro no es brillante. Ahora falta que el Estado, la empresa y la academia se pongan de acuerdo y, sobre todo, juntos pasen a la acción.

0 comentarios:
Publicar un comentario