TRIBUNA ABIERTA
Profesionales sin empleo
Hilda Guevara – El Peruano
Las universidades estatales, como San Marcos y Federico Villarreal, gastaron el año pasado el 49% y 68%, respectivamente, de sus presupuestos formando futuros profesionales en trece carreras que han saturado el mercado laboral, por lo cual difícilmente los egresados encontrarán empleo en el país.
En la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, los años 2008 y 2007, estudiaron 26,907 alumnos, cifra que representa el 49% del total de matriculados.
En tanto, los matriculados en Federico Villarreal en esos años sumaron 43,937. Dicha universidad gastó un promedio de S/. 7,029.00 (2007) y S/. 7,086.00 (2008) por cada alumno, y en carreras saturadas S/. 103 millones en el 2007 y 109 millones en el 2008, representando el 68% de su presupuesto anual.
Luis Piscoya, investigador sanmarquino, revela que las carreras consideradas saturadas y que tienen la mayor cantidad de alumnos son: Derecho (48,318), Educación (38,376), Contabilidad (31,989), Administración (28,692), Ingeniería de Sistemas (23,965), Enfermería (16,690), Ingeniería Industrial (16,226), Ingeniería Civil (16,848), Economía (16,226), Medicina Humana (15,247), Educación Primaria (12,929), Odontología (12,620) y Psicología (11,848).
A decir del analista, llegaron al techo de su demanda y, obviamente, los alumnos que siguen dichas carreras difícilmente encontrarán un trabajo en la profesión elegida.
Es evidente que la universidad pública, a diferencia de la privada, no oferta carreras en base a un diagnóstico de profesionales que el país requiere para avanzar en su desarrollo.
Es deber del Congreso de la República y, en especial de la Comisión de Educación, indagar en qué medida las universidades vienen cumpliendo los fines para los cuales fueron creadas.
Se hace así necesario convocar a los responsables del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (Sineace) y sus órganos operadores, para que expliquen el avance de sus funciones frente a la dramática realidad expuesta.
La razón esencial de la universidad es la de generar conocimientos a través de la investigación, la cual escasamente se desarrolla hoy en nuestras instituciones.
También conocemos el afán de conservar un sistema que permite que algunos docentes mantengan su cuota de poder en los Consejos de Facultad, Consejo Universitario y Asamblea Universitaria.
Las soluciones no vendrán tan fácilmente. La Comisión de Educación, Ciencia, Cultura, Juventud y Deporte debe dictaminar, de una vez por todas, un texto sustitutorio en base a dos predictámenes: el 2713 del grupo parlamentario aprista, al cual represento, y el 2982, del grupo nacionalista, para aprobar la nueva Ley Universitaria.
Hilda Guevara – El Peruano
Las universidades estatales, como San Marcos y Federico Villarreal, gastaron el año pasado el 49% y 68%, respectivamente, de sus presupuestos formando futuros profesionales en trece carreras que han saturado el mercado laboral, por lo cual difícilmente los egresados encontrarán empleo en el país.
En la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, los años 2008 y 2007, estudiaron 26,907 alumnos, cifra que representa el 49% del total de matriculados.
En tanto, los matriculados en Federico Villarreal en esos años sumaron 43,937. Dicha universidad gastó un promedio de S/. 7,029.00 (2007) y S/. 7,086.00 (2008) por cada alumno, y en carreras saturadas S/. 103 millones en el 2007 y 109 millones en el 2008, representando el 68% de su presupuesto anual.
Luis Piscoya, investigador sanmarquino, revela que las carreras consideradas saturadas y que tienen la mayor cantidad de alumnos son: Derecho (48,318), Educación (38,376), Contabilidad (31,989), Administración (28,692), Ingeniería de Sistemas (23,965), Enfermería (16,690), Ingeniería Industrial (16,226), Ingeniería Civil (16,848), Economía (16,226), Medicina Humana (15,247), Educación Primaria (12,929), Odontología (12,620) y Psicología (11,848).
A decir del analista, llegaron al techo de su demanda y, obviamente, los alumnos que siguen dichas carreras difícilmente encontrarán un trabajo en la profesión elegida.
Es evidente que la universidad pública, a diferencia de la privada, no oferta carreras en base a un diagnóstico de profesionales que el país requiere para avanzar en su desarrollo.
Es deber del Congreso de la República y, en especial de la Comisión de Educación, indagar en qué medida las universidades vienen cumpliendo los fines para los cuales fueron creadas.
Se hace así necesario convocar a los responsables del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (Sineace) y sus órganos operadores, para que expliquen el avance de sus funciones frente a la dramática realidad expuesta.
La razón esencial de la universidad es la de generar conocimientos a través de la investigación, la cual escasamente se desarrolla hoy en nuestras instituciones.
También conocemos el afán de conservar un sistema que permite que algunos docentes mantengan su cuota de poder en los Consejos de Facultad, Consejo Universitario y Asamblea Universitaria.
Las soluciones no vendrán tan fácilmente. La Comisión de Educación, Ciencia, Cultura, Juventud y Deporte debe dictaminar, de una vez por todas, un texto sustitutorio en base a dos predictámenes: el 2713 del grupo parlamentario aprista, al cual represento, y el 2982, del grupo nacionalista, para aprobar la nueva Ley Universitaria.
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