TRIBUNA ABIERTA
Cultivar el talento no es elitismo
Por Luis Arista Montoya
A partir del próximo año funcionará el Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú. Formará a los mejores mil alumnos de los tres últimos años de la educación secundaria pública. Ciertos críticos sostienen que no necesitamos formar élites educativas, sino una educación de calidad para todos. Discrepo con ellos.
Una educación especial para talentosos –que no son genios, puesto que éstos nacen como tales– no significa que el Estado abdique de su responsabilidad por una educación de calidad con equidad para la gran masa de estudiantes. Pero esto implica también una elite de maestros, académicos e investigadores, que también deberán ser convocados.
Los conceptos de masa y de elite tienen que ser revalorados. A partir de Marx, el concepto masa se asoció al de clase trabajadora: las masas proletarias como agentes para la revolución. Con Lenin, el concepto de elite se asocia al de vanguardia revolucionaria: la pequeña burguesía como elite dirigente.
Conceptos que fueron sepultados por los escombros del Muro de Berlín, que empezó a ser derruido por los jóvenes estudiantes parisinos y alemanes de Mayo de 1968, produciéndose su caída definitiva en noviembre de 1989.
No es que hayan sido enterradas las masas y elites concretas. Ahora tienen otra configuración. Son los estilos de vida los que priman.
El filósofo francés Étienne Balibar, en su obra El miedo de las masas. Política y filosofía antes y después de Marx, explica la vida, pasión y muerte de estos paradigmas, cuyos epitafios dirían algo así: “Aquí yacen los conceptos utópicos ectópicos”.
Con internet y las redes sociales –de elites digitales–, las masas son virtuales que pueden sí pueden ser convocadas “al toque” para una marcha, un mitin. Jorge Basadre, en sus estudios sobre las multitudes y sultanismo republicano, se refirió a la traición de las elites, por su falta de conciencia nacional. Julien Benda llega a escribir premonitoriamente La traición de los intelectuales (1951); y en nuestro país la educación pública, universal y gratuita fue una de las grandes conquistas de las masas (la sociedad civil), revirtiendo paulatinamente la exclusión social.
Claro que el colegio mayor será elitario. Mas no elitista. Un Colegio Mayor es el mayor de los colegios: para la excelente enseñanza-aprendizaje en ciencia, tecnología, humanidades y en valores, a favor de jóvenes talentosos de todas las regiones que habrán de socializarse entre interpares, pero en contacto con su entorno familiar, amical y comunitario.
Según el plan de estudios, permanecerán internados 42 semanas y 10 en casa; con horas lectivas de 60 minutos, permanencia de 14 a 18 horas en el aula, de 6 a 9 horas de trabajo en equipo, 6 horas de trabajo físico, 9 horas de inglés (¿por qué no también chino mandarín?), y 6 horas de actividades extracurriculares (cine, gastronomía, oratoria, etcétera)
Se le recusa porque se dice que en una época de inclusión social crear este tipo de colegio es propiciar exclusiones. ¿Qué fue, es y sería de estos alumnos talentosos, en su mayoría pobres, sin ayuda del Estado? Según investigaciones, la mayoría de estudiantes talentosos proviene de colegios de Breña, del Callao y de regiones norteñas. ¿Por qué desperdiciarlos?
Luis Arista Montoya Ex director del INC, profesor de Ciencias de la Comunicación de la Universidad San Martín de Porres.
Por Luis Arista Montoya
A partir del próximo año funcionará el Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú. Formará a los mejores mil alumnos de los tres últimos años de la educación secundaria pública. Ciertos críticos sostienen que no necesitamos formar élites educativas, sino una educación de calidad para todos. Discrepo con ellos.
Una educación especial para talentosos –que no son genios, puesto que éstos nacen como tales– no significa que el Estado abdique de su responsabilidad por una educación de calidad con equidad para la gran masa de estudiantes. Pero esto implica también una elite de maestros, académicos e investigadores, que también deberán ser convocados.
Los conceptos de masa y de elite tienen que ser revalorados. A partir de Marx, el concepto masa se asoció al de clase trabajadora: las masas proletarias como agentes para la revolución. Con Lenin, el concepto de elite se asocia al de vanguardia revolucionaria: la pequeña burguesía como elite dirigente.
Conceptos que fueron sepultados por los escombros del Muro de Berlín, que empezó a ser derruido por los jóvenes estudiantes parisinos y alemanes de Mayo de 1968, produciéndose su caída definitiva en noviembre de 1989.
No es que hayan sido enterradas las masas y elites concretas. Ahora tienen otra configuración. Son los estilos de vida los que priman.
El filósofo francés Étienne Balibar, en su obra El miedo de las masas. Política y filosofía antes y después de Marx, explica la vida, pasión y muerte de estos paradigmas, cuyos epitafios dirían algo así: “Aquí yacen los conceptos utópicos ectópicos”.
Con internet y las redes sociales –de elites digitales–, las masas son virtuales que pueden sí pueden ser convocadas “al toque” para una marcha, un mitin. Jorge Basadre, en sus estudios sobre las multitudes y sultanismo republicano, se refirió a la traición de las elites, por su falta de conciencia nacional. Julien Benda llega a escribir premonitoriamente La traición de los intelectuales (1951); y en nuestro país la educación pública, universal y gratuita fue una de las grandes conquistas de las masas (la sociedad civil), revirtiendo paulatinamente la exclusión social.
Claro que el colegio mayor será elitario. Mas no elitista. Un Colegio Mayor es el mayor de los colegios: para la excelente enseñanza-aprendizaje en ciencia, tecnología, humanidades y en valores, a favor de jóvenes talentosos de todas las regiones que habrán de socializarse entre interpares, pero en contacto con su entorno familiar, amical y comunitario.
Según el plan de estudios, permanecerán internados 42 semanas y 10 en casa; con horas lectivas de 60 minutos, permanencia de 14 a 18 horas en el aula, de 6 a 9 horas de trabajo en equipo, 6 horas de trabajo físico, 9 horas de inglés (¿por qué no también chino mandarín?), y 6 horas de actividades extracurriculares (cine, gastronomía, oratoria, etcétera)
Se le recusa porque se dice que en una época de inclusión social crear este tipo de colegio es propiciar exclusiones. ¿Qué fue, es y sería de estos alumnos talentosos, en su mayoría pobres, sin ayuda del Estado? Según investigaciones, la mayoría de estudiantes talentosos proviene de colegios de Breña, del Callao y de regiones norteñas. ¿Por qué desperdiciarlos?
Luis Arista Montoya Ex director del INC, profesor de Ciencias de la Comunicación de la Universidad San Martín de Porres.

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