TRIBUNA ABIERTA
Educación relegada
Por César León
Fuente Correo
Hace poco un periodista dio a conocer la estadística sobre la cantidad de estudiantes que postulaban a una de las carreras profesionales en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. Entre las especialidades más requeridas destacaban Ingeniería y Administración donde la competencia es en promedio de diez a uno, es decir una decena de estudiantes pugnaban para una vacante. Irónicamente para la Facultad de Educación el promedio era de menos de dos estudiantes para una vacante. Por ejemplo en la especialidad de Educación Física había diecinueve inscritos para 25 vacantes. Estos datos dejan un sabor amargo a quienes por vocación elegimos esta amada carrera.
Una encuesta realizada entre estudiantes que culminaban la educación secundaria en nuestro país indicaba que el principal factor para que los jóvenes decidan que estudiar era el sueldo que recibirían como profesionales. Por conocimiento popular se sabe que los maestros ganan poco. Además la vocación ya no era conveniente pensando en una cómoda vida personal y profesional.
Los países que muestran más avances en tecnología y por consecuencia son los más adelantados son aquellos que invirtieron mucho en educación. En esas naciones se tuvo presente que la Educación si es la base del desarrollo de toda nación. Una realidad muy alejada en nuestro país donde el presupuesto nacional es insignificante para cubrir los gastos que requieren una educación de calidad. Pese a que las informaciones del Ministerio de Educación procuran mostrar avances explicativos como por ejemplo señalar que se redujo en un veinte por ciento la deserción escolar en educación primaria no muestra mejoras más sustanciales como brindar un sueldo respetable para los profesores. Si bien es cierto que con la nueva Carrera Pública Magisterial se mejoró el sueldo de los profesores todavía no es compatible con el esfuerzo que se hace en mejorar la educación. Para que exista una verdadera calidad educativa el maestro debe tener una buena calidad de vida.
Queridos colegas pese a esta realidad, brindemos oportunidades a los niños para que exploten sus habilidades y sembremos valores en su conciencia. En su momento ellos gobernarán nuestro país.
Por César León
Fuente Correo
Hace poco un periodista dio a conocer la estadística sobre la cantidad de estudiantes que postulaban a una de las carreras profesionales en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. Entre las especialidades más requeridas destacaban Ingeniería y Administración donde la competencia es en promedio de diez a uno, es decir una decena de estudiantes pugnaban para una vacante. Irónicamente para la Facultad de Educación el promedio era de menos de dos estudiantes para una vacante. Por ejemplo en la especialidad de Educación Física había diecinueve inscritos para 25 vacantes. Estos datos dejan un sabor amargo a quienes por vocación elegimos esta amada carrera.
Una encuesta realizada entre estudiantes que culminaban la educación secundaria en nuestro país indicaba que el principal factor para que los jóvenes decidan que estudiar era el sueldo que recibirían como profesionales. Por conocimiento popular se sabe que los maestros ganan poco. Además la vocación ya no era conveniente pensando en una cómoda vida personal y profesional.
Los países que muestran más avances en tecnología y por consecuencia son los más adelantados son aquellos que invirtieron mucho en educación. En esas naciones se tuvo presente que la Educación si es la base del desarrollo de toda nación. Una realidad muy alejada en nuestro país donde el presupuesto nacional es insignificante para cubrir los gastos que requieren una educación de calidad. Pese a que las informaciones del Ministerio de Educación procuran mostrar avances explicativos como por ejemplo señalar que se redujo en un veinte por ciento la deserción escolar en educación primaria no muestra mejoras más sustanciales como brindar un sueldo respetable para los profesores. Si bien es cierto que con la nueva Carrera Pública Magisterial se mejoró el sueldo de los profesores todavía no es compatible con el esfuerzo que se hace en mejorar la educación. Para que exista una verdadera calidad educativa el maestro debe tener una buena calidad de vida.
Queridos colegas pese a esta realidad, brindemos oportunidades a los niños para que exploten sus habilidades y sembremos valores en su conciencia. En su momento ellos gobernarán nuestro país.
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