TRIBUNA ABIERTA
Aprendizajes tempranos
Autor: Roberto Lerner
Fuente: Perú 21
Buena parte de los métodos de educación está orientada a lograr que los niños aprendan a resolver problemas. Es decir, a encontrar soluciones ante situaciones nuevas. En realidad no tenemos por qué pensar solamente en tareas escolares, de matemáticas o lenguaje. Cuando un bebé de tres meses trata de hacer sonar la sonaja que tiene a mano, o, más adelante, establecer la relación que existe entre el ruido en la puerta de la casa y la aparición del papá en la tarde, también está resolviendo problemas. Al jugar a repetir lo que vio en la televisión, armando con maderas y otros implementos una nave espacial, también está resolviendo problemas.
Hace algunos años, se concebía a los más pequeñitos –los recién nacidos– como seres esencialmente limitados en sus habilidades para resolver problemas y aprender.
Sin embargo, las investigaciones muestran que hasta ellos tienen nociones embrionarias de número –por ejemplo, si se proyectan en una pantalla dos objetos y luego se cuela un tercero, el bebé reacciona con sorpresa–; distinguen entre objetos animados, que se mueven por sus propios medios, de los inanimados. Cuando apenas tienen doce horas de vida pueden diferenciar entre lenguaje y otro tipo de sonido; y a los cuatro días discriminan entre dos idiomas distintos, aun si son hablados por la misma persona. Incluso a los cuatro meses pueden hacer inferencias sencillas. Por lo tanto, desde muy temprano, existen instrumentos y habilidades congénitas que predisponen a los seres humanos a resolver problemas.
Autor: Roberto Lerner
Fuente: Perú 21
Buena parte de los métodos de educación está orientada a lograr que los niños aprendan a resolver problemas. Es decir, a encontrar soluciones ante situaciones nuevas. En realidad no tenemos por qué pensar solamente en tareas escolares, de matemáticas o lenguaje. Cuando un bebé de tres meses trata de hacer sonar la sonaja que tiene a mano, o, más adelante, establecer la relación que existe entre el ruido en la puerta de la casa y la aparición del papá en la tarde, también está resolviendo problemas. Al jugar a repetir lo que vio en la televisión, armando con maderas y otros implementos una nave espacial, también está resolviendo problemas.
Hace algunos años, se concebía a los más pequeñitos –los recién nacidos– como seres esencialmente limitados en sus habilidades para resolver problemas y aprender.
Sin embargo, las investigaciones muestran que hasta ellos tienen nociones embrionarias de número –por ejemplo, si se proyectan en una pantalla dos objetos y luego se cuela un tercero, el bebé reacciona con sorpresa–; distinguen entre objetos animados, que se mueven por sus propios medios, de los inanimados. Cuando apenas tienen doce horas de vida pueden diferenciar entre lenguaje y otro tipo de sonido; y a los cuatro días discriminan entre dos idiomas distintos, aun si son hablados por la misma persona. Incluso a los cuatro meses pueden hacer inferencias sencillas. Por lo tanto, desde muy temprano, existen instrumentos y habilidades congénitas que predisponen a los seres humanos a resolver problemas.
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