jueves, 24 de septiembre de 2009

TRIBUNA ABIERTA

Nueva enseñanza
Por César A. Benavides Cavero
Fuente: El Peruano

En nuestra patria, desde hace más de medio siglo que diferentes gobiernos –democráticos y de facto– dictaron medidas tendientes a reformar la educación en el país, sin el éxito deseado. En este período estuvo la reforma educativa que promovió el educador Julio A. Chiriboga, reconocido filósofo y maestro.

En este contexto, debemos ser honestos en reconocer que la mejor educación que se impartió en nuestra nación fue a comienzos de los años cincuenta hasta los inicios de los años setenta. En ese entonces, el profesor Chiriboga retornó de Francia, después de haber cursado estudios de posgrado en pedagogía en Europa.
Se le incorporó como profesor y director de estudios del Colegio Militar Leoncio Prado. El gestor de esta sabia decisión fue el entonces ministro de Educación, coronel EP Juan Mendoza Rodríguez, quien también tenía una gran vocación por la enseñanza y la educación. De ahí que, en verdad, fue el gestor de la construcción y puesta en funcionamiento de las grandes unidades escolares en el país. Sistema masivo de educación pública que revolucionó la historia del proceso enseñanza-aprendizaje peruano, a la par de presentar por primera vez una gran infraestructura igual –o mejor, inclusive– que los mejores colegios privados de Lima y de las capitales de los principales departamentos donde se construyeron.

Empero, Chiriboga no solo fue ilustre maestro de educación secundaria sino también de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), donde tuvo destacados alumnos, como Francisco Miró Quesada Cantuarias, Carlos Cueto Fernandini y Sebastián Salazar Bondy, entre otros, quienes brillaron con luz propia y hasta superaron al maestro, siendo la más sincera y honesta satisfacción del viejo Amauta.

Quienes fuimos sus alumnos en algunas unidades escolares recordamos con veneración y respeto sus sabias enseñanzas. Se preocupó porque los profesores sean verdaderos maestros. De ahí que repetía: “No quiero que enseñen sólo lo que dicen los textos, sino que se les enseñe a ser buenos caballeros y ejemplares ciudadanos”. A los que estuvimos en la GUE Melitón Carvajal solía llamarnos “Caballeros Carvajalinos”. Por eso, estábamos convencidos que Julio A. Chiriboga era un verdadero maestro para la vida.

Por dicha razón, es oportuno recordar al maestro Chiriboga, que rechazaba la enseñanza memorística y prefería la que hacía pensar al alumno, la que hacía reflexionar, analizar e interpretar. Lamentablemente, ello se dejó de lado y hoy estamos retomando este camino que es el que te lleva a la competitividad, a ser mejor hombre, mejor técnico o mejor profesional, leyendo y estudiando textos vía la comprensión tanto en letras como en ciencias. De ahí que es menester aplicar la enseñanza constructivista o creativa y reducir la enseñanza repetitiva que han venido aplicando algunos profesores de colegio, con resultados nocivos para la juventud.

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