jueves, 3 de septiembre de 2009

ARTICULOS DE ASOCIADOS

Orientar los Proyectos Educativos institucionales a mejorar los resultados educativos
Por Hugo Díaz
Publicado el 29/08/2009 en Educared –
http://politicasdeeducacion.educared.pe/2009/08/orientar_los_proyectos_educati.html

Un buen diagnóstico, el punto de partida
En el artículo anterior se hizo un balance de la actual aplicación de los PEI en los centros y redes educativas destacándose su poca utilidad al ser básicamente documentos elaborados para cumplir con la formalidad, en exceso declarativos y carentes de metas y propuestas concretas dirigidas a atender la finalidad principal de los centros educativos, cual es que los estudiantes aprendan más y mejor lo que deben de saber. Los PEI carecen de metas concretas de mejoras de rendimiento académico, por lo menos en las áreas fundamentales de formación.

Es cierto que ha faltado orientación por parte de la administración educativa para guiar a los centros educativos respecto a qué deberían buscar a través del PEI y cómo lograrlo. Esquemas poco prácticos y muchas veces confusos son parte de esta carencia de orientación.

El objetivo principal de los PEI debe ser que los estudiantes logren los estándares de aprendizaje que fije la programación curricular y que los resultados académicos que alcancen sean satisfactorios. No debe existir un PEI que no tenga como eje central de su contenido ese propósito. Cualquier otro objetivo es secundario frente a lo que es la finalidad principal de las instituciones educativas.

Cierto es que la mayoría de centros educativos no tienen ni la práctica de trabajar en este enfoque de formulación de proyectos educativos institucionales, ni tampoco cuentan con los instrumentos para apoyar el establecimiento de una línea de base y las proyecciones correspondientes de mejora de los rendimientos académicos.

Es la razón por la que la propuesta que aquí se presenta, es inicial, que podrá enriquecerse con el aporte de quienes son lectores de este Blog. Por ahora nos centraremos en la medición de logros de aprendizaje para la comprensión lectora y la matemática. Estudiante que domina las competencias básicas de estas dos áreas formativas tiene altas probabilidades de desenvolverse bien en las otras áreas del conocimiento.



Comenzar por un buen diagnóstico.

Un buen diagnóstico del funcionamiento del centro o red educativa es indispensable para identificar y desarrollar las rutas a transitar. El diagnóstico debería conducir a identificar:

a) Cuáles son las áreas críticas del aprendizaje de los estudiantes y en qué grados educativos se concentran.

b) Qué causas académicas y administrativas originan el bajo rendimiento de los estudiantes.

c) De esas causas, cuáles son las cuatro o cinco en las que debería concentrarse el esfuerzo del centro educativo en el período de programación del PEI.

El diagnóstico debería abarcar los aspectos siguientes:

a. Análisis de los resultados académicos.
b. Análisis de los procesos de gestión pedagógica y administrativa que inciden en esos resultados.
c. Conclusiones del diagnóstico

ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS ACADÉMICOS

En el desarrollo de los procesos de aprendizaje intervienen varios factores como el currículo, el tiempo de aprendizaje, prácticas efectivas en clase, enseñanza diferenciada, tareas en casa, evaluación del rendimiento. La sincronización de ellos es fundamental, pues si uno no funciona bien afecta el impacto que los otros factores pueden tener en los resultados educativos.

Un primer paso en el diagnóstico de los resultados académicos es indagar cuánto aprenden los alumnos en las áreas fundamentales del aprendizaje: comunicación, matemática, ciencias y sociales. Por ahora solo nos centraremos en comunicación y matemática.

Para saber cuánto avanzamos en cuanto a resultados es necesario que el centro educativo tenga claro, cuáles son las metas que los alumnos deben alcanzar en cada área de formación y grado; por lo menos en aquellas áreas y grados que serán objeto de evaluación.

En el caso de la comprensión lectora, lo que se propone es tener como indicadores de referencia la velocidad de lectura de los estudiantes. Es variada la literatura especializada en el campo que demuestra que existe una fuerte relación entre la velocidad de lectura de un estudiante y la comprensión del texto que lee.

Para medir la velocidad de lectura se presenta en la tabla adjunta, una estadística de velocidad de lectura por grados de enseñanza. La tabla establece como clasificar a un estudiante según el número de palabras por minuto que lee. Para los alumnos de educación secundaria se empleará el mismo indicador de velocidad de lectura estimado para los alumnos de 6° de primaria.
Ver tablas
(http://politicasdeeducacion.educared.pe/2009/08/orientar_los_proyectos_educati.html)

El procedimiento que a seguir para medir la velocidad de lectura puede ser el siguiente:

a) En función del grado educativo cursado, el equipo de profesores del área eligen varios textos pequeños, que serán leídos -uno por estudiante- en no más de un minuto o minuto y medio. Si la sección es de 30 alumnos, la selección de seis textos pequeños es suficiente. Su aplicación debe ser alternada; es decir, los seis primeros alumnos leen cada uno, un texto de los seleccionados y luego se vuelve a repetir con otros alumnos el ejercicio.

b) El docente dedica una sesión o dos sesiones de clase para que cada estudiante, lea individualmente el texto seleccionado.

c) Para realizar esta actividad, el profesor debe contar con un cronometro o un reloj que le permita medir cuantas palabras logra leer en un minuto cada uno de sus estudiantes. Llevará un registro de esa estadística.

d) A la vez, en dicho registro deberá hacer anotaciones relacionadas con las fortalezas y limitaciones muestra cada estudiante en la lectura del texto que le tocó. Por ejemplo, observar la entonación, el respeto de los signos de puntuación, la correcta pronunciación de las palabras, etc. También puede hacerle algunas preguntas acerca del texto para ver su nivel de comprensión. Va anotando algunas situaciones especiales y creando su banco de aciertos y limitaciones que comúnmente cometen los estudiantes al momento de leer.

La información que recolecte debe servir para:

a) Reflexionar sobre los aspectos que deben ser reforzados o añadidos en las prácticas de trabajo docente.

b) Definir en qué grado(s) los estudiantes tienen mayores dificultades de dominio de la lectura.

c) Plantearse metas de mejora de la habilidad de lectura.

En ese propósito, interesa mucho conocer qué porcentaje de alumnos de la sección están en el grupo de estudiantes que leen muy rápido o rápido y qué porcentaje de alumnos están entre los que leen lento o muy lento. Esos porcentajes serán la línea de base y el referente de proyección de mejora para la comprensión lectora.

En síntesis, el PEI debería mostrar un cuadro que permita distribuir, por grados, a los estudiantes de acuerdo a su velocidad de lectura y también listar, para cada grado, los errores comunes que se cometen al momento de leer y comprender un texto breve.
Ver tablas
(http://politicasdeeducacion.educared.pe/2009/08/orientar_los_proyectos_educati.html)

Para medir las capacidades de dominio de la matemática básica, la propuesta es la construcción de una prueba diagnóstico que comprenda ejercicios, muy básicos, asociados a las tres competencias que el Currículo establece: (i) Número, relaciones y operaciones, (ii) Geometría y medición y (iii) Estadística[1].

¿Cómo podrían proceder los centros educativos para evaluar las competencias de matemática básica? Lo que sigue es una tabla con un listado de ejercicios de diferente nivel de dificultad de matemática básica. La sugerencia es organizarlo en función de las competencias que demanda el currículo y aplicarlo a los estudiantes del 6º de primaria y 5º de secundaria con el propósito de medir cuánto saben de matemática básica los estudiantes que terminan esos niveles.

La prueba es solo un modelo de lo que el centro educativo podría construir. El objetivo es que se aplique a los alumnos al final de la primaria y secundaria, que incluya ejercicios de lo que se enseña en diversos grados de la escolaridad y que cubra contenidos sobre los tres campos básicos del conocimiento matemático. Por tanto, la prueba debe ser de utilidad no solo para el profesor que está en 6º grado de primaria o 5º grado de secundaria, sino para el resto de profesores del colegio.

Se podrían incluir unas ocho preguntas por competencia. Por ser una prueba diagnóstico, que no forma parte de las evaluaciones regulares que el estudiante tiene durante el año, lo que se recomienda es que la misma llegue en sobre cerrado al aula donde se aplicará; que los estudiantes llenen la prueba, se recojan y se vuelva a cerrar el sobre para luego procesarlas. Es importante que después de aplicada no quede una prueba en manos de un alumno o profesor. De preferencia quienes apliquen la prueba deben ser profesores que no enseñan matemática en la sección donde se aplica.

En la tabla el profesor debe anotar el porcentaje de estudiantes que responden bien o mal cada ejercicio, así como los errores de procedimiento que cometen al momento de resolver cada ejercicio. Se trata entonces de contar también con un banco de errores comunes que comenten los estudiantes. Al final del proceso, sacar el promedio de estudiantes que responden bien el total de preguntas y los que responden mal.

Ver tablas
(http://politicasdeeducacion.educared.pe/2009/08/orientar_los_proyectos_educati.html)

EN SINTESIS, EL DIAGNÓSTICO DEBE CONCLUIR EN LO SIGUIENTE:

a) A partir de los resultados previamente encontrados y de las percepciones de alumnos y docentes, establecer cuáles son las asignaturas y grados críticos. Los datos recogidos en la prueba de velocidad de lectura y de matemática básica permitirán ayudar en detectar que no todas las áreas de formación ni grados educativos tienen el mismo nivel de dificultad. Para los estudiantes hay unas áreas y grados más difíciles que otros. Identificarlos es muy importante pues define la prioridad del esfuerzo que el centro educativo debe establecer para los próximos años.

Para identificar las asignaturas y grados críticos pueden apoyarse además en las actas de evaluación de los últimos años. A través de ellas puedo detectar donde están los más altos niveles de desaprobación de los estudiantes. Por ejemplo, podría hallar que se producen en el área de comunicación del 2° grado, en matemática de 4º y ciencias naturales de 6° grado. Uno de los objetivos del centro educativo será entonces levantar el nivel de rendimiento en esas asignaturas y grados críticos.

b) Establecer no más de cuatro causas que originan los problemas de gestión académica y administrativa que influyen en el bajo rendimiento en las asignaturas y grados críticos. Se tendrá que investigar las razones por las que los alumnos tienen más dificultades de rendimiento y qué podría hacerse para superarlas. Puede ser que la programación curricular no respeta el ritmo de aprendizaje de los estudiantes, que la evaluación no es la adecuada, que el texto utilizado no es el más funcional, o que el profesor no utiliza estrategias que motiven el interés por aprender. El centro educativo debe identificar bien las causas pues ellas serán la base para definir las estrategias de trabajo.

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