jueves, 6 de agosto de 2009

TRIBUNA ABIERTA

La infancia no es una cifra
Por: Patricia Salas

http://www.inversionenlainfancia.net/blog-inversion-en-la-infancia.html

Estoy segura de que a cualquiera que le preguntemos si está de acuerdo en que la atención a la primera infancia sea una prioridad nacional, nos contestará con un rotundo: “Sí, por supuesto”; y muchos dirán algo así como: “…es en la infancia donde se asientan las bases del desarrollo de las personas y de su futuro…”.

Pero, ¿qué estoy diciendo? La primera infancia ya es prioridad nacional en el Perú; tenemos un Plan Nacional de Acción por la Primera Infancia, y los niños y niñas son parte importante de las políticas del Acuerdo Nacional, del Proyecto Educativo Nacional, del Plan de Educación para Todos(1). Y todos estos documentos expresan acuerdos y consensos.

Si a ello le agregamos que hace dos o tres años esta prioridad ya estaba planteada en la Ley del Presupuesto y que hoy es parte de los programas estratégicos a los que se aplica el presupuesto por resultados, la pregunta cae por su propio peso:

¿Por qué no logramos que nuestros niños y niñas tengan acceso a los servicios de calidad que garanticen su desarrollo integral? Ensayemos algunas hipótesis acerca de las causas de esta ineficiencia generalizada.

Las acciones por la infancia están muy dispersas; muchos y muy diversos actores ponen recursos técnicos y financieros en diferentes tipos de acciones que no confluyen ni en el territorio, ni en los temas. El resultado: poco impacto y susceptibilidad nula.

Un estilo de gestión(2) basado en la organización de actividades y no en la búsqueda de resultados. Tanto el gobierno central y sus sectores, como los gobiernos regionales y locales, y otras organizaciones de la sociedad, nos pueden mostrar listas de actividades, de niños y niñas beneficiados y miles de soles invertidos. El objetivo parece ser un buen informe de las actividades realizadas y del presupuesto ejecutado, pero no se generan procesos que acumulativamente provoquen cambios en la vida de los niños y niñas, que son la preocupación de esas acciones.

No tenemos tradición de mirar lo avanzado por otros y de ejecutar tareas como parte de la estrategia para desarrollar las políticas concertadas de largo plazo. No es suficiente con tener una política, o decir que ésta o aquella acción está en ese marco; hay que generar procesos, metas, herramientas, capacidades, normas e incluso estructuras, para lograr lo propuesto. Es indispensable superar la visión formalista o burocrática de las políticas, para verlas como un compromiso del Estado con la ciudadanía

Están planteados algunos de los problemas y desafíos. Para terminar señalaré, de manera somera, algunas oportunidades. Estamos en pleno proceso de formulación de las leyes de organización y funciones de los ministerios: ello implica precisar las responsabilidades de cada una de las instancias de gobierno en función de la determinación de procesos esenciales. Debemos ver cómo se ubica allí la atención a la infancia.

El DS 047-2009-PCM, sobre el programa de transferencias, donde se señala, entre otras cosas, la conveniencia de poner en marcha comisiones antigubernamentales e ir variando del enfoque sectorial a un enfoque territorial de las políticas, puede ser un excelente mecanismo a favor de la articulación. A ello debe sumarse el presupuesto por resultados, que puede ayudar a armonizar acciones y actores diversos, y el censo 2007, que nos ofrece una base de información importante sobre la cual proponernos metas en función de la atención a la ciudadanía, en este caso la vida de los niños y niñas del país.

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