viernes, 3 de septiembre de 2010

TRIBUNA ABIERTA

Ministro de Cultura habemus
Editorial
Publicado en la La República

El premier Javier Velásquez Quesquén confirmó al periodismo que ha terminado la laboriosa búsqueda de un intelectual para ocupar el cargo de ministro de Cultura y que la elección ha recaído en el antropólogo Juan Ossio Acuña, quien será anunciado oficialmente por el presidente García para su posterior juramentación al cargo.

Antropólogo formado en la Pontificia Universidad Católica, de la que es profesor principal hace muchos años, Juan Ossio es un especialista en cronistas andinos (Guamán Poma de Ayala, Santa Cruz Pachacuti) y sectas religiosas (ha estudiado con atención la del fallecido Ezequiel Ataucusi), aunque no se le conoce experiencia en gerencia y promoción cultural.

En lo político, mantiene amistad cercana con el presidente García y sobre todo con el escritor Mario Vargas Llosa –quien habría sido el primer candidato del Ejecutivo al cargo, pero no lo habría aceptado–, al punto que fue integrante de la Comisión Investigadora de los sucesos de Uchuraccay, nombrada durante el segundo gobierno de FBT, la cual fue presidida por MVLL y emitió un polémico informe.

Al aceptar el cargo, Ossio Acuña sabe que lo hace por un plazo corto y estrecho (11 meses) y que sus tareas serán más que nada organizativas en el nuevo Ministerio, cuyo reglamento no ha sido publicado aún por el Ejecutivo, aunque ya pasó más de la mitad del plazo legal que tiene para hacerlo. Es posible que esta sea la primera labor que corresponda al nuevo ministro y a sus viceministros, que serán los verdaderos especialistas en gestión cultural que reclama la flamante cartera.

La otra tarea que deberán acometer, y casi desde el día siguiente a su juramentación del cargo, es acudir al Congreso a luchar por la obtención de un presupuesto decente para el sector Cultura, pues el anteproyecto de Presupuesto General no lo contempla, es decir, registra solo las asignaciones habituales al INC y las otras instituciones que, por ley, pasan a formar parte del nuevo Ministerio.

Con lo cual, y a menos que se ponga las pilas, el primer titular de Cultura corre el riesgo de no contar con recursos ni para instalar su escritorio. Ojalá que una elemental prudencia le lleve a nombrar como viceministros a gente que cuente con experiencia y sepa sortear las trabas burocráticas que existen, y muy fuertes, en un sector que nace más como una suma de islotes autónomos que como una unidad. Le deseamos suerte y paciencia en un cargo en el que casi todo está por hacer y que ojalá sea más operativo y creativo que burocrático.

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