jueves, 11 de febrero de 2010

TRIBUNA ABIERTA

La universidad en el Perú
F. Delgado de la Flor B.

El tema de las universidades en el Perú se ha puesto de moda señalándose últimamente que éstas no tienen nivel o son muy pocas las que muestran una organización académica adecuada.
Se señala también que en el Perú existen demasiados centros superiores de formación profesional y se compara el número de éstos con los de otros países.

Se señala, asimismo, que los docentes no son los adecuados, que los currículum de estudios de muchos profesiones están desfasados, que la Asamblea Nacional de Rectores no cumple sus funciones al no sancionar a las universidades en los casos de corrupción.
Se afirma, además, que algunas carreras profesionales están sobrepobladas y que eso implica un daño al país que dedica recursos para formar profesionales que no son necesarios.

Ante todas estas críticas podríamos imaginarnos que los profesionales que obtienen sus grados y títulos universitarios no están bien formados y por lo tanto en el ejercicio de su especialidad están engañando a la sociedad y al país, y más cuando los grados y títulos se otorgan a nombre de la Nación.
Estas opiniones no siempre son ciertas y muchas veces responden más bien a intereses personales que a la realidad. Analicemos algunos de estos casos.

En el Perú no se ha realizado un análisis serio e integral sobre la calidad de la enseñanza universitaria, la Ley de Acreditación todavía no está plenamente implementada y si examináramos a muchas de las universidades de reciente creación, nos vamos a encontrar con excelentes preparaciones, aunque las estructuras físicas sean desastrosas.
Investigando algunas de ellas llama la atención la calidad de los docentes, la forma práctica en que se imparte la enseñanza y lo actual de las fuentes de consulta.

Debemos tener en cuenta que los alumnos de esas universidades no tienen todavía a sus graduados en puestos de responsabilidad para poder evaluarlos, por lo que no deberíamos hablar de calidades todavía, sin tener fundadas razones.
Cuando se habla del alto número de universidades no se señala el número de alumnos por universidad y entonces cómo podemos comparar una universidad latinoamericana con 500,000 o 300,000 estudiantes con universidades del Perú, donde solo 8 pasan los 15,000 estudiantes.

Hablar de número de universidades sin considerar el número de estudiantes es falsear la verdad.
Todos sabemos que existen profesiones que están sobrepobladas y que se debería regular el número de vacantes de esas profesiones o eliminarlas en determinadas universidades.
Aquí debemos ser conscientes de que el análisis no es tan simple.
Cómo impedir que los postulantes se presenten a una carrera que quieren a pesar de que saben que no van a tener trabajo, como Derecho por ejemplo.
Cómo lograr que se acepte trabajar en provincias cuando en Lima están sobrando, como Medicina por ejemplo.

Cómo lograr que las universidades nacionales supriman o disminuyan una carrera cuando tienen infraestructura y docentes nombrados en esa especialidad, y también qué logramos al disminuir las vacantes en una institución, cuando la vecina las aumenta inmediatamente confiando en la ley de la oferta y la demanda, como ocurrió en Iquitos, Arequipa, etc.
Al analizar estos casos y otros sugerimos que antes de opinar es necesario que nos enteremos cuál es la realidad en lugar de hablar como estamos acostumbrados los peruanos sin mucho fundamento, en general debemos estar seguros de lo que pasa realmente.

Creo que la universidad merece más respeto y conocimiento, pero mientras sigamos regateando el sueldo de los docentes aprobado hasta con sentencia del Tribunal Constitucional, o manteniendo a las universidades emblemáticas como San Marcos, la Agraria o la UNI con presupuestos paupérrimos porque no tienen canon en Lima, mientras en provincias si tienen canon espectaculares.

Estos contrasentidos hay que analizarlos y conocerlos para después opinar.
Aún así nadie puede discutir la calidad de la educación universitaria en profesiones como Derecho, Ingeniería Química, Farmacia, Matemáticas, Agricultura, Industrias Alimentarias, Pesquería, Minas, Ingeniería Civil, Petróleo, etc. en aquellas universidades paupérrimas y depreciadas en su presupuesto que no tienen canon como la Agraria, San Marcos o la UNI, pero que se esfuerzan por investigar, enseñar y expandir sus conocimientos

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