jueves, 18 de febrero de 2010

ASOCIADOS

A propósito de las denuncias sobre los textos escolares
Por Hugo Díaz - Educared

Hace pocos días en la presentación del Ministro Chang ante la Comisión de Educación del Congreso de la República un congresista denunció la distribución de manuales de lectura que contenían graves errores de redacción. La lástima es que estos libros ya circularon entre los estudiantes y fueron utilizados por los profesores.
La pregunta que varios se formulan es qué hacer ante esta situación. Recoger el casi millón de manuales que ya fueron distribuidos es casi imposible.

Por lo pronto, el Viceministro de Gestión Pedagógica, Idel Vexler anunció la separación de su cargo del director de Educación Secundaria, César Puerta, por los errores cometidos en los manuales de lectura para la comprensión lectora de secundaria. También se ha decidido declarar en total reorganización el área de materiales educativos y dejar sin efecto los contratos de locación de servicios de especialistas que tuvieron que ver con la preparación de los mencionados manuales. Además, el Coordinador de esta área será separado de sus funciones. Por último, en relación a este tema ha dicho que teniendo en cuenta el informe técnico de la Comisión Técnica, encargada de investigar tal situación, se elaborará una fe de erratas y un documento explicativo para adherirlos a los Manuales, a la brevedad. Mientras no se adhiera la fe de erratas y no llegue a los colegios el documento explicativo, este material educativo, que se entregó a inicios del año pasado, se quedará en los depósitos de los colegios.

No es la primera vez que se formulan estas denuncias; por ello, es preciso investigar las causas por las cuales se producen. Desde mi punto de vista, una de ellas radica en la falta de un sistema de adquisición de textos y materiales complementarios por parte del Estado que evite improvisaciones o retrasos en términos de plazos a las convocatorias de licitación, la elaboración, revisión y distribución del material producido.
Lamentablemente en el Perú carecemos de un sistema como el aludido. Al no existirlo, hay veces en que a una editorial o a un editor de textos individual se le dan dos o tres meses para producir el material, cuando la práctica lo que demuestra es que un buen texto o material complementario se produce en un período de seis a ocho meses. Ciertamente que si los plazos se reducen a la mitad o menos, el riesgo que el material contenga errores es más elevado.

Producir material a tiempo demanda al Ministerio de Educación planificar otros procesos a tiempo. Por ejemplo, el diseño curricular que se piense aplicar en el año siguiente debería estar definido a más tardar en mayo del año previo, lo que casi nunca sucede. Igualmente que la estadística sobre el material a repartir esté lo más actualizada posible pues se observa el caso de centros educativos que están recibiendo más material del necesario; en cambio en otros sucede lo contrario.

¿Debe sólo el Ministerio de Educación decidir sobre que textos comprar? Si bien la compra es conveniente que se realice a nivel nacional por las economías de escala que representa comprar una gran cantidad de libros, no debería excluirse la posibilidad que, tal como lo dispone la Ley General de Educación, los centros educativos opinen sobre los textos que utilizarán. En América Latina hay mucha experiencia de participación de los centros educativos. Veamos el caso de Chile. Cada establecimiento elije un solo texto escolar por sector/ subsector y nivel, entre los textos previamente seleccionados por el Ministerio de Educación. En la elección de los textos participan todos los profesores y profesoras que imparten clases en los sectores / subsectores y niveles de aprendizaje, para los cuales el Ministerio de Educación propone alternativas de textos. Es un mecanismo de favorecer la política de autonomía pedagógica y de pertinencia curricular[1].
En Brasil, se pone a disposición de todos los interesados, la Guía del Libro Didáctico en Internet y se envía material impreso a las escuelas que figuran en la estadística escolar. Utilizando la Guía del Libro Didáctico, directores y docentes analizan y escogen las obras que serán utilizadas como los libros didácticos. Para este proceso, los profesores, acompañados en todo el proceso por la Coordinación General de Estudios y Validación de Materiales, proponen dos alternativas: la primera alternativa se hace a través de Internet. Los profesores diligencian un formulario disponible en la página web del Fondo Nacional de Desarrollo Educativo. La segunda se hace a través de un formulario enviado por correo[2].

En México, para la adquisición de textos escolares de secundaria se elaborará una lista corta, a partir de la relación de textos autorizados por la Secretaría de Educación Pública, mediante una evaluación de la Subsecretaría de Educación Básica y Normal. En base a estas listas se elaboran catálogos, se organizan teleconferencias con los autores de los textos y se remite este material a las autoridades educativas de los Estados para su difusión entre los maestros, a través de la instalación de Centros de Exhibición y Selección instalados en todos los municipios participantes del programa[3].

¿Por qué no establecer sistemas de consulta de los textos en el Perú como lo hay en los países descritos y en otros tantos? Las ventajas son múltiples: la comercialización de textos sería más transparente, evitándose situaciones de coimas a los profesores por tratar de colocar un libro de texto entre sus alumnos; las editoriales se preocuparían por producir material más adaptado a diversos contextos: en las revisiones del material los directores y docentes podrían proporcionar sugerencias sobre las mejoras de determinados textos ayudando a evitar errores como los denunciados; en las escuelas se adquiriría una mejor experiencia en la selección del material que requieren sus alumnos; y, como se describe en el caso chileno, se fortalecería la autonomía escolar en el plano pedagógico.

Hay pues dos tareas urgentes que el Ministerio de Educación debe emprender: generar un marco normativo para la adquisición de textos escolares para las escuelas públicas y que en el 2010 las adquisiciones respondan a un cronograma de trabajo suficientemente adecuado para facilitar que los productos salgan con el máximo de calidad.

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