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Las vacaciones marcan la diferencia
Por León Trahtemberg - Correo
El sociólogo Karl Alexander, de la Universidad John Hopkins, hizo un seguimiento del progreso de 650 alumnos de primer grado del sistema público de Baltimore observando los resultados en matemáticas y lectura del California Achievement Test a los largo de los primeros cinco grados de primaria.
Encontró que los alumnos de nivel socioeconómico bajo, medio y alto arrancan el primer grado con algunas diferencias negativas pero no demasiado significativas (329, 348 y 361 puntos). Sin embargo, cuatro años después, las diferencias entre ricos y pobres se agrandan de 32 a 73 puntos (461, 497 y 534 puntos). La primera reacción es atribuirlo a la falta de habilidades o condiciones de desventaja del hogar, o baja calidad de enseñanza en la escuela pública. Pero Alexander demuestra que eso no es cierto. Resulta que el test no se aplica al final del año escolar estadounidense (junio), sino al principio del año siguiente (setiembre), después de vacaciones.
Lo que hizo Alexander fue tomar las pruebas en junio, antes de vacaciones, y compararlas con las de setiembre, después de vacaciones, para ver el efecto escuela del año escolar versus el efecto de las vacaciones. Encontró que el efecto escuela de setiembre a junio daba 5 puntos de ventaja a los alumnos del NSE bajo, pero transcurridas las vacaciones, los alumnos del NSE alto les sacaban 52 puntos de ventaja.
Lo que ocurre es que en vacaciones los niños pobres no aprenden nada fuera de la escuela; en cambio, los niños de nivel alto avanzan su lectura. Quiere decir que la ventaja que sacan los niños del NSE alto respecto de los del NSE bajo no se debe a la escuela sino a la estimulación extraescolar. El niño pobre a lo más ve televisión. El rico tiene vacaciones útiles, lectura, cine, viajes, interactúa con nuevos amigos, etc. Su tesis es que la falta de logros se debe a la falta de suficiente estímulo educativo para los niños pobres. (Malcolm Gladwell en Outliers, Cap. 9, 2009). Dicho de otra manera, si los niños de diferentes NSE recibieran los mismos estímulos y oportunidades educativas, posiblemente rendirían igual.
Por León Trahtemberg - Correo
El sociólogo Karl Alexander, de la Universidad John Hopkins, hizo un seguimiento del progreso de 650 alumnos de primer grado del sistema público de Baltimore observando los resultados en matemáticas y lectura del California Achievement Test a los largo de los primeros cinco grados de primaria.
Encontró que los alumnos de nivel socioeconómico bajo, medio y alto arrancan el primer grado con algunas diferencias negativas pero no demasiado significativas (329, 348 y 361 puntos). Sin embargo, cuatro años después, las diferencias entre ricos y pobres se agrandan de 32 a 73 puntos (461, 497 y 534 puntos). La primera reacción es atribuirlo a la falta de habilidades o condiciones de desventaja del hogar, o baja calidad de enseñanza en la escuela pública. Pero Alexander demuestra que eso no es cierto. Resulta que el test no se aplica al final del año escolar estadounidense (junio), sino al principio del año siguiente (setiembre), después de vacaciones.
Lo que hizo Alexander fue tomar las pruebas en junio, antes de vacaciones, y compararlas con las de setiembre, después de vacaciones, para ver el efecto escuela del año escolar versus el efecto de las vacaciones. Encontró que el efecto escuela de setiembre a junio daba 5 puntos de ventaja a los alumnos del NSE bajo, pero transcurridas las vacaciones, los alumnos del NSE alto les sacaban 52 puntos de ventaja.
Lo que ocurre es que en vacaciones los niños pobres no aprenden nada fuera de la escuela; en cambio, los niños de nivel alto avanzan su lectura. Quiere decir que la ventaja que sacan los niños del NSE alto respecto de los del NSE bajo no se debe a la escuela sino a la estimulación extraescolar. El niño pobre a lo más ve televisión. El rico tiene vacaciones útiles, lectura, cine, viajes, interactúa con nuevos amigos, etc. Su tesis es que la falta de logros se debe a la falta de suficiente estímulo educativo para los niños pobres. (Malcolm Gladwell en Outliers, Cap. 9, 2009). Dicho de otra manera, si los niños de diferentes NSE recibieran los mismos estímulos y oportunidades educativas, posiblemente rendirían igual.
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