jueves, 26 de noviembre de 2009

TRIBUNA ABIERTA

¿Universidad o foco clientelista?
Editorial – La República

El escándalo del mal uso de los recursos de la universidad Alas Peruanas (UAP) ha ido creciendo cual bola de nieve y ha llegado a Palacio, donde el presidente García se ha referido al tinglado clientelista fabricado por dicha casa de estudios, y que le permitía financiar viajes, editar libros, otorgar becas y comprar terrenos como una “conspiración”, demandando al Congreso la formación de una comisión integrada por “gente intachable” que investigue el caso.

El clientelismo, concepto elaborado por la sociología política, ha sido definido como “una relación social que se entabla entre sujetos que intercambian bienes, servicios o favores a cambio de apoyo o lealtad”. Estas relaciones se caracterizan por ser particularistas (no universales), asimétricas y personalizadas y en ellas siempre está contenida una búsqueda de acumulación de poder.

El mayor ejemplo de clientelismo de tiempos recientes fue practicado por el fujimorismo, cuyo gobierno se caracterizó por la construcción de un rosario de pequeñas obras públicas (colegios, postas médicas, etc.) que el dictador entregaba personalmente a pueblos y aldeas a cambio del voto popular. Muchas veces ni siquiera se trató de obras, sino de regalos: las computadoras o bandas de guerra que dejaba en centros educativos.

La receta hizo escuela, y hay que decir que sirvió de maravilla a UAP, que desarrolló una enorme red clientelar en base a pagos de viajes, doctorados honoris causa, cátedras sin título académico y demás favores que luego le eran retribuidos cerrando los ojos. No partió de cero Fidel Ramírez, “rector” de UAP, pues descubrió con astucia –y por desgracia no es el único– que existía un mercado educacional que buscaba estudios y títulos con poco o ningún esfuerzo. Se afirma que, entre Lima y las “filiales” de provincias, UAP cuenta con 85,000 estudiantes.

La red clientelística que conformó UAP dio luz verde a múltiples maniobras o negociados lindantes con la ilegalidad: desvío de fondos de una cooperativa, compra o alquiler de terrenos para filiales, neutralización de los casi 200 procesos que mantiene en el PJ –la mayoría por malos manejos o violación de derechos laborales–, etc. Inauguró filiales “como si fueran tiendas de zapatos”, al decir del presidente García, quien criticó con acierto la ley mercantilista (dada por el fujimorismo) que hace que hayamos pasado de 30 a 96 universidades.

En efecto, un país de 60 millones como Francia cuenta con 36 universidades; uno con 28 como el nuestro suma ya 96. Es verdad que al denunciar “el cuento de que en cada provincia haya una universidad” el mandatario debió ser más duro con aquellos congresistas –incluidos los de su propio partido– que contribuyen a crear estas universidades-negocio, y obstaculizan la investigación a UAP. Pero este cáncer clientelista debe ser cortado de raíz.

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