jueves, 24 de septiembre de 2009

ARTICULOS DE ASOCIADOS

Escuela, lecturas y porvenir
Por Luis Jaime Cisneros
Publicado el 20/09/2009 en La República

Los alumnos que terminan sus estudios secundarios este año votarán por vez primera en los próximos comicios. Son, por el momento, testigos de algunos hechos sobre los que deben abrir juicio y reflexionar hondamente. No les ha explicado la escuela lo que el voto significa, más allá del hecho mecánico de formar fila un día determinado en un sitio público y depositar su voto en una urna. Siento que debo ayudarlos desde afuera a tener presentes algunos hechos que aparentemente no tienen relación con los comicios, pero sí tienen que ver con el porvenir y, por eso, obligan al votante primerizo a pensar y repensar sobre su responsabilidad. Basta con que tengan presentes algunos hechos y la repercusión que han tenido en la prensa nacional.

Para reducir la reflexión a solamente este año, estos muchachos han sido testigos de los asuntos ocurridos en Bagua y los más recientes sucedidos en el VRAE. Posteriormente noticiados en algunos periódicos, pero sin gran eco, se supo de la aparición de varias banderas rojas en determinadas zonas del país. Como ocurría 20 años atrás. Y seguido, pintorescamente brindado por editora Mano Alzada, un texto escrito en la prisión por Abimael Guzmán, responsable del terror en que estuvo sumido el país durante largos años.

Bueno es también que estos futuros votantes recuerden haber leído, durante estos últimos años, malas noticias sobre maestros y sobre evaluaciones. Se han enterado así que no están los alumnos peruanos en buen lugar, cuando se hacen evaluaciones internacionales. Aparecen deslucidos en Matemáticas y Lenguaje. Y leen también que estas pruebas denuncian pobre aprendizaje y están revelando una enseñanza de pobre calidad. Leen también en los periódicos noticias de lo que sucede en América: algunos gobiernos compran armas y echan a volar campanas proponiendo paraísos artificiales. Deben leer también (leer y reflexionar) cómo han crecido en valores humanos y científicos pueblos como la India y la China. Si llegan a concentrarse en una honda reflexión, de pronto descubrirán, cuando llegue la hora, lo que los candidatos puedan proponer.

Por ahora, lo importante es terminar bien la Secundaria, sentirse satisfechos por lo aprendido y decididos a informarse personalmente de cuanto ocurre en el país y en el mundo. Qué bueno sería que algunos se interesasen por la lectura. ¡Literatura política! Sí, literatura política. Por el momento pienso en dos textos iniciales. Estos votantes incipientes no han sido preparados por la escuela para asumir esta responsabilidad. Nuestro deber es ayudarlos. Ayudarlos no tiene por qué ser inducirlos a asumir determinadas conductas. Por el momento, un joven ciudadano peruano que inicia su vida cívica en las urnas debe haber leído dos libros fundamentales.

El primero, un libro de Francisco García Calderón (válido por antiguo y por contemporáneo). Cuando yo era más muchacho y estudiante universitario, me lo recomendó don Jorge Basadre: aún conservo la pequeña tarjeta en que, con su letra puntiaguda, escribió: Le Pérou contemporain. La traducción española se hizo años después, en Lima. Ahí aprenderán a descubrir por qué –a pesar de errores y tragedias– el Perú es una continuidad esencial que debemos salvar y enriquecer. El otro libro, que actualice lo leído y le asegure perspectiva de futuro es de Jorge Basadre: Perú, problema y posibilidad. Todo muchacho, egresado del colegio, que haya leído esos libros estará en condiciones de escuchar y leer toda propuesta política y se sentirá en la obligación de analizarla y criticarla. Esos libros habrán logrado ofrecerle lo que debió recibir en la escuela en cuanto a Instrucción Cívica.

Tras haber leído estos libros, deberán los muchachos preguntarse si creen que en el país existe una silenciosa actitud étnica que impide que nos sintamos realmente iguales. Si viajaran por el país (costa, sierra, selva) podrían volvérselo a preguntar. Y me conformaría con que, después de esos viajes y esas comprobaciones, pudieran sentirse con ánimo de preguntar a los candidatos en qué medida la escuela puede lograr que seamos realmente iguales en todo sentido. Si lo logran, confío en que el país futuro será del tamaño de la esperanza.

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